Riveros hizo pública una carta en la que menciona que el viernes 11 de septiembre recibió amenazas a través de la red social Instagram, que estaban dirigidas a sus hijas, una de ellas menor de edad. A su vez, el domingo 13 de septiembre, al arribar a su casa, se encontró con destrozos intimidatorios sin que le sustrajeran ningún objeto de valor. «No tengo miedo por mi persona, pero mi familia está muy preocupada por ésta situación», explica Riveros en la publicación, en la que precisa que realizó las denuncias correspondientes.
«El día viernes recibí amenazas a través de la red social Instagram. Esta vez, estaban dirigidas a mis hijas mujeres, una de ellas menor de edad. Por esta razón decidí hacer una denuncia penal, sin hacerlo público en principio, para no entorpecer la investigación del caso por parte de la fiscalía. Pero ayer a la noche (Dom 13 de sep) llegamos a casa, con mi familia y nos encontramos con una de las ventanas destrozada. No sustrajeron nada del interior de mi domicilio y estaba la computadora, mi mochila y plata junto a la ventana», comienza la carta, dirigida a sus vecinas y vecinos.
Acto seguido, Riveros, quien llegó a la jefatura comunal de la localidad en representación de la Unión Vecinal de Villa Ciudad Parque y tras ocupar la secretaría comunal, apunta que estos comportamientos intimidatorios que sufrió «tienen la misma forma de operar que vimos años atrás durante las elecciones, y mas recientemente en la red social Facebook», detallando que «hay un grupo que apunta a crear un clima de miedo desde la clandestinidad».
Si bien aclara que no es la primera vez que sucede en el pueblo, entiende que esta vez «se pasó un límite», ya que los insultos y las difamaciones ponen en juego de forma extorsiva la integridad de sus hijas y su familia: «No tengo miedo por mi persona, pero mi familia está muy preocupada por esta situación».
Y explica que decidió hacer pública la denuncia «para que nuestra comunidad sepa la forma en la que algunas personas del pueblo pretenden imponer su visión de la realidad». Aclara en el escrito que el hecho de no acompañar la gestión comunal que encabeza o la visión que defiende políticamente, es su responsabilidad «velar para que todas las diferencias de índole ideológicas se resuelvan en el ámbito de político y de forma democrática».
Y concluye que «hacer uso del miedo y la difamación mediante denuncias anónimas, amenazar por redes sociales truchas, atacar a nuestras familias y domicilios, forman parte de un accionar cobarde y antidemocrático»; y que «saber que detrás de esto hay vecinos y vecinas de nuestra comunidad lo hace más grave». Pero reitera enfático: «No van a modificar mi forma de pensar apelando al miedo, pero sepan que me desagrada profundamente que se metan con mi familia».