Entrevistado por la Radio Tortuga 92.9, el arquitecto Eduardo Salusso brindó detalles sobre una iniciativa de infraestructura, que está en marcha, conectando las calles Padre Viera y Giorello, a metros del Tajamar, y que le otorgará a la ciudad un nuevo paseo turístico y patrimonial, en torno de una cisterna antigua, que un siglo atrás supo alimentar el sistema hídrico del sector de la ciudad ubicada entre la Iglesia de la Merced y «el bajo».
Contó Salusso que la idea de la obra surgió fortuitamente. «Estaba trabajando en una obra colindante y pidiendo permiso para trabajar en la medianera, descubrimos un hueco y nos encontramos con una cisterna enterrada que estaba llena de agua basura y escombros. Me comuniqué con el intendente, la vimos y pensamos que hay que armar un espacio público para ponerla en valor», repasó el arquitecto.
Se trata, precisamente de una de las principales obras de infraestructura encaradas en los albores del Siglo XX en este incipiente municipio. Salusso destaca, además, la calidad de la obra: «A pesar de los años, y de no tener hormigón armado, está en un estado perfecto de conservación».
En ese marco, con el hallazgo, el estudio de arquitectura y el municipio empezaron a pensar en un espacio público que permitiese poner en valor la obra y sumar a la ciudad un nuevo espacio turístico patrimonial. E incluso, subrayó Salusso, para fortalecer la articulación público privada, propuso el intendente Marcos Torres Lima incorporar al Banco Nación al proyecto, para poder trasladarlo al sector.
A continuación, el arquitecto destacó el impacto que esta obra tendrá en la comunidad: «El terreno es grande. Por allí pasa también la traza de la acequia jesuítica que alimenta al Tajamar y de la cual se tomaba agua para alimentar la cisterna. Va a ser una sorpresa para la gente de Alta Gracia. Poner en valor historias y memorias que hacen al desarrollo de la ciudad es importante. Cuando se estructuran estos espacios públicos, tienen una fuerza muy grande como dinamizadores de la estructura urbana que los rodea y son grandes activadores urbanos».
En detalle, Salusso precisó que la idea es «unir con una peatonal las dos calles y proteger la cisterna con un piso a nivel, donde va a haber un pergolado para exposiciones, eventos, ferias; y en los piletones va a haber unas gradas de ingreso a la cisterna. Esto va a ayudar a que la cisterna cuente su propia historia».
Se entusiasma el arquitecto con que para la próxima temporada turística, la obra pueda estar concluida y que este flamante espacio urbano pueda estimular el turismo histórico de la ciudad, enlazado a la Iglesia, el Obraje y el Tajamar.
Empero, se mostró prudente respecto de pensar los usos que podría habilitar este flamante paseo: «El principal objetivo es el rescate y la puesta en valor de la cisterna como obra de ingeniería. A partir de ahí se pensarán qué usos se pueden acoplar, sin ponerla en riesgo».