En diálogo con Radio Tortuga 92.9, Romina Zejdlik, mujer con trastorno de espectro autista, madre de un joven con autismo, docente y autora de los libros «Transformar el vuelo» y «Auténticos», dialogó sobre el trabajo que viene desempeñando en la ciudad para concientizar sobre esta condición y los desafíos globales que las sociedades deben asumir para alcanzar un mayor nivel de inclusión.
La charla se concretó en el marco del Día Internacional de Concientización sobre el Autismo, que se conmemora cada 2 de abril.
Vivir con autismo y dignidad
Inicialmente, Zejdlik, también integrante de la organización «Por la Inclusión Plena«, mencionó que sus libros cuentan el recorrido que transitan las personas que conviven a diario con el autismo.
A continuación, definió al Trastorno del Espectro Autista (TEA) como «un trastorno del neurodesarrollo que se presenta con dificultades en la sociabilización y en la comunicación, y en patrones restringidos de la conducta».
Advirtió, empero, que hay fortalezas de las personas con TEA, que aparecen solapados, al asociarse automáticamente la palabra autismo a «aspectos negativos, como que las personas no miran a los ojos, no responden a los llamados, no les gusta jugar con otros pares, se aíslan y juegan sólo a lo que les interesa».
Aclaró que si bien tales conductas «sirven como señales de alarma frente a posibles diagnósticos de TEA, no dejan de ser aspectos negativos».
Apuntó que otro desafío sobre el que hay que trabajar para lograr una mayor inclusión de las personas con esta condición es el de garantizar oportunidades laborales: «Una vez que uno hace visible que responde al diagnóstico de autismo, se hace difícil conseguir trabajo; por eso muchas mujeres que llegan al diagnóstico de adultas, como yo, prefieren no contarlo. Porque está este estigma social de que si sos autista, vas a vivir en tu mundo o no vas a poder desarrollarte como persona, ni vivir una vida digna, formar una familia, tener un trabajo. En realidad somos personas con desafíos como todas las demás, con distintos tipos de desafíos, pero que tenemos el derecho a llevar una vida digna».
Pictogramas para incluir
Zejdlik contó que en pandemia, cuando el aislamiento preventivo obligó a suspender eventos, entre las alternativas que se pensaron para no cortar con el camino de concientización que desde su organización venían desarrollando, se generó un proyecto para colocar pictogramas (apoyos visuales con dibujos e imágenes) en comercios, para facilitar el reconocimiento por parte de personas con TEA.
La iniciativa llevó el nombre de «Mi ciudad incluye» y contó con el apoyo de la Municipalidad y el Centro de Comercio.
Indicó Zejdlik que hasta el día de hoy, progresivamente, logró llegar a casi la totalidad de emprendimientos comerciales de las avenidas Belgrano, Sarmiento y Del Libertador.
«Los pictogramas hacen referencia a lugares, personas, cosas, emociones y facilitan la anticipación, comprensión y comunicación de las personas con TEA», precisó.
A posteriori, Zejdlik evalúa esta iniciativa como una instancia superadora de aquellos eventos a los que asistían principalmente las familias de las personas con TEA. Con los pictogramas, el trabajo de concientización está a la vista del resto de la sociedad.
«Es también un trabajo de hormiga porque tenés que contarle qué es el autismo a cada comerciante y para qué sirven los pictogramas. Es una forma de concientizar uno a uno», subrayó.
Asimismo, expresó su satisfacción ya que la propuesta ha superado los límites de la ciudad y les han llegado numerosos pedidos de otros lugares del país para evaluar la implementación de iniciativas similares.
Finalmente, apuntó que también se empezó a trabajar en la colocación de pictogramas en instituciones educativas («Mi escuela incluye»), tal es el caso de las escuelas República Italiana y Paulina Domínguez.
«Recientemente salió un informe que dice que uno de cada 36 niños es diagnosticado con autismo. Los índices de autismo van avanzando a pasos agigantados. En las escuelas, hay muchísima población. Por eso es importante colocar pictogramas allí», señaló.
Los apoyos que faltan
Advirtió Romina Zejdlik que este proyecto que tan buen resultado les viene dando, sin embargo, fue rechazado en la Legislatura Provincial, al considerarlo no tan inclusivo, por no abarcar a todas las discapacidades, e imposible de realizar por falta de presupuesto. «Ahí nos dimos cuenta de que no les interesa la inclusión», sentenció al respecto.
«Por colocar pictogramas no te convertís en una escuela inclusiva, pero el proyecto también contemplaba la capacitación docente y el uso de pictogramas como recursos áulicos. No era sólo para señalizar espacios. Pero evidentemente no leyeron el proyecto en el Ministerio de Educación«, completó.
RADIO TORTUGA (RT): ¿La escuela está preparada para visibilizar el tema?
ROMINA ZEJDLIK (RZ): En la escuela la mayoría de los docentes no están preparados. Lo peor es que se utilice esto como excusa para no albergar a los estudiantes con discapacidad. Porque hay leyes que establecen la educación inclusiva en igualdad de condiciones. Entonces, no estar preparados para dar apoyos no debería funcionar como excusa. Hay una obligación de los docentes de capacitarnos y tener buena predisposición e interés de incluir.
Zejdlik adelantó que se está proyectando un taller de habilidades sociales y salidas inclusivas, pensado para jóvenes: «Porque a padres y docentes se nos queman los libros cuando nuestros hijos entran en la adolescencia. Ahí empieza el gran desafío. Entre el 23 y el 30% de las mujeres con TEA tienen desórdenes alimenticios, como bulimia o anorexia. Estos tallares quieren brindar a los jóvenes, herramientas para desenvolverse en la vida diaria».