La Red Universitaria de Educación a Distancia de Argentina (RUEDA) del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que está formada por representantes rectorales que ejercen sus funciones en los Sistemas Institucionales de Educación a Distancia (SIED); expresó su preocupación por la manera en que «el recorte de presupuesto» que sufren las casas de altos estudios afecta tanto a desarrollos incipientes como a la continuidad de los ya establecidos. «La incertidumbre como forma de habitar la universidad se transformó en la dimensión que atraviesa a todos los actores del sistema», subrayó la Red.
En el marco del plenario número 67 de la red, se emitió un comunicado en el que se explica que «la adopción de la modalidad a distancia por parte de las universidades públicas argentinas cuenta con más de cinco décadas de desarrollo, siendo el retorno a la democracia y el ingreso irrestricto hitos importantes para destacar como contexto de resignificación».
En las últimas décadas, en tanto, aluden a que los avances de la modalidad han estado sujetos a problemáticas de orden económico y político, pero también a transformaciones culturales que ayudaron a entender que «la enseñanza y el aprendizaje podrían producirse a través de mediaciones tecnológicas de diversos tipos».
Destaca el documento que la marca de origen en las universidades públicas fue «pensar la educación a distancia como una propuesta democratizadora de la educación superior, como oportunidad para diversificar la oferta educativa y las estrategias para ampliar los públicos destinatarios».
En el mencionado plenario se coincidió en que «en contextos empobrecidos y frente al deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población, la educación a distancia es más necesaria que nunca para garantizar el acceso, la expansión y la democratización de las universidades públicas, ofreciendo propuestas que no solo acerquen el conocimiento a quienes más lo necesitan, sino que también aseguren flexibilidad en el acceso, permitiendo a las personas realizar sus trayectos formativos de manera asincrónica, adaptándose a sus tiempos y realidades particulares».
Acto seguido, marcaron que mientras las universidades «diseñan estrategias que permitan el crecimiento y diversificación de la oferta con mucho esfuerzo», preocupa que «el recorte de presupuesto afecte estos desarrollos incipientes en particular, así como la continuidad de los ya establecidos».
Concretamente, aseguran que el desfinanciamiento de la educación superior provoca que la educación mediada por tecnologías «se encuentre con la dificultad de continuar su desarrollo».
Detallan que por un lado se encuentra la pérdida del poder adquisitivo de docentes, nodocentes y estudiantes. A eso se suma el insuficiente financiamiento para las actividades formativas y de acompañamiento, la contratación de tecnología educativa (hardware y software) y las condiciones de equipamiento y conectividad con las que cuentan los equipos docentes y estudiantes.
Concluye el análisis con el siguiente panorama: «La incertidumbre como forma de habitar la universidad se transformó en la dimensión que atraviesa a todos los actores del sistema, en especial, en estos últimos meses. La incertidumbre de los y las estudiantes en relación con el futuro de sus trayectorias académicas; de los y las docentes en relación con su estabilidad laboral y con sus condiciones inmediatas y mediatas de ejercer su trabajo; de los y las nodocentes en relación con su proyección como trabajadores profesionales de carrera en el sistema universitario público; y de los y las investigadores que ven truncados sus proyectos y hallazgos».
En este contexto, la Red expresó su apoyo a la «gestión de las rectoras y de los rectores en estas reivindicaciones» y la adhesión a «las luchas de la comunidad universitaria, para garantizar una educación superior democrática, federal, inclusiva y de calidad».
