Gabriela «Gaby» Garay es cantante y formadora de cantantes, y en estos días está concluyendo la Licenciatura en Medios Múltiples de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. En esta entrevista con el programa “Tarde para Tirar la Toalla” de la Radio Tortuga 92.9 adelantó su vuelta a los escenarios después de varios años y repasó su historia de vida, ligada desde siempre al canto.
“Estoy en la recta final de la carrera, metida de lleno en empezar la tesis y retomando el canto”, dice Garay sobre su presente. Apunta que que aprovechó los meses de la pandemia para recuperar un poco la voz, hacer reposo vocal y dedicarse a terminar su carrera, para cortar una racha de carreras que estudió y no pudo concluir.
RADIO TORTUGA (RT): ¿Dejaste de cantar en público o también en la intimidad?
GABRIELA GARAY (GG): No dejo de cantar nunca; incluso canto inconscientemente. Mis compañeros de la Facultad de Artes Visuales se reían porque por ahí estaba dibujando, pintando y no me daba cuenta de que estaba cantando y ellos me lo hacían notar. Cuando canto, es como que algo inconsciente me va pasando todo el tiempo.
Garay arriesga que de alguna manera, dejó los escenarios para poder vincularse con el público “desde un lugar diferente”. Y avanza: “Quizás yo antes venía tomando el canto con una autoexigencia muy elevada, con un grado de compromiso que me llevaba a tener un stress muy grande a la hora de subir al escenario. Entonces lo sufría muchas veces. Me sirvió poder deconstruir la idea del vínculo entre el artista y el público, y poder rehacer esta relación de otra manera, más honesta; sin tanta rigurosidad”.
RT: ¿La carrera en Artes Visuales te brindó de alguna manera esa distancia que necesitabas con el canto?
GG: La carrera me apareció en 2015, en el momento en que yo pierdo la voz, porque había estado trabajando mucho con muchísimos alumnos. Tenían ese año 170 alumnos entre La Bolsa, Alta Gracia, Carlos Paz y Córdoba Capital. Además de las obras en las que yo estaba actuando; porque estaba haciendo mi repertorio solista e “Historias con caricias” con Horacio D’Ambra, donde a mí como cuerpo gordo me costaba muchísimo bailar y cantar sin tener un desgaste importante. Entonces eso derivó en que terminara 2015 perdiendo la voz absolutamente y perdiendo toda posibilidad de trabajo, al mismo tiempo que llega el macrismo. Entonces todo fue como un desierto desolado. En ese momento, gracias a las amistades, que me aconsejaron que si no podía cantar, me siguiera expresando por otros caminos, me encontré con el dibujo y la pintura. Ahí se abre todo un mundo nuevo en el cual quedo absolutamente absorbida, totalmente conmovida con ese mundo y con lo que me explicaba ese mundo. En ese mismo mundo de las artes visuales, se agrupa también todo lo que es la intervención de lo teatral, lo musical, el cuerpo escénico, la performance. Esta carrera me hizo dar cuenta de que yo no era sólo una cantante, sino un cuerpo escénico con el cual podía hacer cualquier cosa. Estoy en ese viaje todavía.
RT: ¿Qué pasó entonces con la música?
GG: Los docentes nunca me dijeron que no hable de música en Artes Visuales. Me dijeron “traigamos el sonido, trabajemos con el sonido, hagamos del sonido algo visual”. Y entonces empecé a hacer videoarte; a romper vidrios, grabarlos y a hacer ritmo con vidrio roto.
“En ese momento era un salvavidas, porque yo había entrado en una depresión al no poder cantar ni trabajar”, recuerda Gabriela Garay, remitiendo a la manera en que la carrera en Artes Visuales le permitió vincularse con el canto desde otras perspectivas artísticas, y destaca que eso irradió en sus alumnas y alumnos de canto, quienes pudieron “pensarse de una forma integrada” a partir de lo que ella era capaz de transmitirles.
Gabriela Garay nació en Villa María por una circunstancia particular, pero se reconoce como altagraciense porque es en esta ciudad donde vivió toda su vida. “Mi primer contacto con la música fue en los actos políticos del peronismo, con mis padres; porque cuando estaban los viejos políticos hablando, yo me subía al escenario al costado y le empezaba a cantar giladas a la gente que me miraba a mí, ya que se tenía cinco o seis años”, recuerda de manera jocosa. En ese marco, recuerda como una de las primeras canciones que cantó, precisamente, a “La Marcha Peronista”. Después entró el rock a su vida: “A los 9 años ya era fanática de Madonna, de Michael Jackson; grababa de la radio”.
“A los diez años empecé a cantar en coros, a los 15 empecé a tomar clases particulares y a los 16 ya estaba cantando en casamientos. Todo el mundo me llevaba para cantarlo el Ave María, porque esta niña gordita cantaba bien. Tuve esa posibilidad de laburar de la voz ya de muy chica”, relató Gabriela Garay, quien señaló a compañeras de coro “más grandes” como las responsables de acercarle esas primeras y precoces oportunidades laborales a través del canto.
“Yo tenía tenía el objetivo de trabajar cantando”, recuerda, “pero siempre tuve que paralelamente trabajar de otras cosas y entonces en el camino siempre hubo otros conocimientos paralelos”. Eso fue en la adolescencia. Sin embargo, cuando tiene que decidir una carrera para estudiar, se inclina por “Economía”. “Llegué al quinto año, pero me empezaron a dar ataques de pánico porque me imaginaba trabajando en un estudio contable y me quería morir”, repasa. “A mis viejos les gustaba, porque tenían al hijo médico y al hijo abogado, y necesitaban el hijo contador… Y les salió artista”.
Decidida por el canto, viajó a Buenos Aires, donde durante un par de años estudió comedia musical. Al volver a Alta Gracia, con 29 años, se dedicó a dar clases, empezó a cantar en obras teatrales y en otros proyectos que fueron apareciendo. En 2015 sufrió aquel problema con la voz que narró al principio de la charla.
En la actualidad, para retomar el canto en vivo y con público, ha empezado a reunirse con una pianista, Aldana Hoffman, con quien viene preparando un repertorio, entre versiones de otros artistas y canciones propias, que pretenden poder dar a conocer antes de fin de año. Celebra Gabriela Garay este dúo que vienen consolidando, en una búsqueda personal que pretende también relacionarse con otras mujeres artistas.
Gabriela Garay destaca que su interés en volver a los escenarios coincide con haber podido recibir las dos vacunas para enfrentar al Coronavirus: “Cuando me vacunaron con la segunda dosis, dije ‘no moriré’; me creí Highlander. Entonces tengo un impulso, unas ganas que no tenía antes. Esta trama de diferentes artes siempre estuvo teñida de humor, de ironía, de la sátira. Entonces quiero generar un espectáculo con Aldana con el humor puesto en las canciones, en las acciones y en los vestuarios”.
Respecto a la manera en que viene fluyendo compositivamente el dúo con Aldana Hoffman, Gabriela Garay narra que primero destinan un tiempo al calentamiento, donde dan rienda suelta a la improvisación. Graban un poco y van cortando pedacitos, con los que, a modo de collage, se van incorporando letras. Destaca que le dan mucha importancia al juego, y que, despojadas de presiones, tratan de divertirse.
