Sergio Martínez, de 22 años, encontró huesos que pertenecerían a un enorme animal prehistórico, de unos 40 mil años atrás. El descubrimiento está siendo investigado por el Museo Provincial de Ciencias Naturales.
En una región agreste del río de Despeñaderos, Sergio Martínez andaba “chuceando carpas”, como siempre lo hace desde niño, cuando se encontró unos pesados huesos petrificados que le llamaron la atención. Movilizado por algunos conocimientos de su paso por la Escuela de Minería de José de La Quintana, observó el proceso de sedimentación y la porosidad de los huesos y supuso, con sorpresa, que podrían corresponder a un extinto animal prehistórico.
“Río abajo vi un hueso que no era normal para una vaca”, relató Sergio a Papel Tortuga. “Primero pensé que sería un gliptodonte, pero no concordaba: el gliptodonte era un armadillo y esto era más grande y no había muestra de caparazón”, recordó Martínez, quien se entusiasmó entonces, creyendo haber encontrado un dinosaurio.
En estos días, un equipo del Museo Provincial de Ciencias Naturales está llegando al lugar para complementar el estudio con una excavación manual que permita realizar todas las mediciones del resto fósil.
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