Lucía Leiva, fotógrafa: «La luz es la principal brújula en mi composición»

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Lupa Leiva Foto de la muestra Chamba de Lucía LeivaEl jueves 8 de agosto, se inaugura en el Centro Cultural San Martín de la ciudad de Buenos Aires, la muestra “Chamba” de la fotógrafa altagraciense Lucía Leiva, con postales registradas en un viaje por México. En esta entrevista, brinda detalles de la muestra y habla también de sus orígenes con la fotografía, de su búsqueda estética, de la luz como brújula y del trabajo como metáfora de unx mismx.

“En casa siempre hubo muchísimas fotos, álbumes familiares y era mi mamá quien mayormente las sacaba; estaban en un placard y a mí siempre me encantó ir y quedarme ratos sentada en el piso mirando fotos y más fotos, como un pasatiempo súper divertido, con mi hermana, sola, con mi vieja también”, rememora Lucía Leiva, de 35 años, rastreando en su biografía más íntima las primeras señales que la acercaron a este arte que es también su medio de vida actualmente.

Su observación más “activa” comenzó probablemente cuando al terminar la escuela secundaria, decidió estudiar Cine en la Universidad Nacional de Córdoba: “Cuando terminé la Tecnicatura, quise especializarme en Fotografía, algo que también sentí y decidí sin meditarlo casi”.

Sin embargo, allí da inicio un paréntesis curioso en su historia cuando al querer inscribirse en la escuela Spilimbergo, un jardinero le cuenta que las inscripciones han cerrado y decide estudiar Recursos Humanos para no perder el año. Se recibió en esta inesperada carrera que se le cruzó en el camino y empezó a trabajar en esta área.

Es en 2010 cuando toma nuevamente una cámara de fotos para retratar ropa que ponen a la venta con amigas para costear un viaje. De manera impensada, el camino de la fotografía vuelve a cruzársele en el camino, convocada principalmente por los retratos. “Hacía sesiones a amigas y me iba armando un ‘portfolio’ para mostrar, y atraer a gente que quisiera que le saque fotos (sin ser tan consciente de querer trabajar de eso, creo). Y así me empezaron a llamar o yo a ofrecerme para sacar fotos en ocasiones que me interesaban”. Un trabajo en un casamiento, la indagación en el registro documental de este tipo de fotos; otro casamiento y otro. Durante un tiempo, recuerda que sostuvo ambos trabajos, como administrativa en Recursos Humanos y haciendo fotos de boda; hasta que decidió centrarse en la fotografía. “A pesar de la incertidumbre que a veces pudiera generar depender de unx mismx, tuve la tranquilidad y certeza de que siempre iba a poder en esta vía que elegí. Y desde entonces vinieron y siguen viniendo hermosos y diversos proyectos en donde depositar mi energía fotográfica”.

DIARIOTORTUGA.COM (DT): Actualmente, ¿cómo venís desempeñándote en este arte que es también un oficio, para que sea una cosa y también la otra?

LUCÍA LEIVA (LL): Quizás sea mi curiosidad que hace que siempre esté queriendo hacer algo nuevo o distinto para mí, y eso me hace cambiar todo el tiempo de dirección, buscando lo singular dentro de ese lugar a donde me meto. Creo que ahí reside un poco que tu oficio sea tu arte, en que te atraviese (y mientras más profundo mejor), y te transforme para lo siguiente. Y en lo siguiente encontrar la nueva singularidad (y si esa singularidad promueve transformaciones en otres, pues listo). Y así sucesivamente, sin estancarse y podrirse. Por ejemplo: en un momento me cansé de estar tanto tiempo sentada en la computadora editando y quise hacer algo más analógico, entonces empecé a dar talleres, y me conecté con la fotografía desde otro lado; crecí, y también volví a sacar fotos sin que fueran a pedido de un trabajo: actualicé. En otro momento comencé a participar de concursos, instancias muy buenas para conocer y reconocerte en tu obra. A fines del año pasado, sentí que quería hacer muestras, y esto nace de haber estado sacando muchas fotos en los últimos tiempos pero archivando, o quizás mejor dicho, macerando. Compartir mis fotos en algún formato material, que hay muchos, es algo que encuentro reconfortante y activador. Estudiar y ampliar de diversas maneras el universo de lo fotográfico y audiovisual y el universo propio, me parece también importante para no convertirse en autómata y despojar de lo particular al oficio de muchxs.

DT: ¿De qué se trata “Chamba”, la muestra que vas a presentar en el Centro Cultural San Martín (CCSM)? ¿Cómo surgió esta oportunidad?

En sincronía con mis intenciones, la mamá de una amiga me mandó a fines del año pasado un link de la convocatoria a artistas visuales para formar parte de la agenda 2019 del CCSM. Estaba alineada la oportunidad con mi deseo. De todos los links relacionados con oportunidades en el área de fotografía que las personas me suelen enviar, y que suelo procrastinar o archivar, en éste me propuse detenerme y lo sentí alcanzable: tenía que presentar una obra de temática libre y elegir en qué sala del CCSM y en qué formato quería presentarla. Y sentí que tenía material, y que ya era hora. Había vuelto hacía poco de un viaje por México y tenía un registro de fotografía callejera y de retratos en Chiapas, Quintana Roo, Oaxaca y Ciudad de México. Desde el inicio del viaje estaba la intención de registrar para materializar en algún formato, pero no tenía un tema preestablecido que abordar. Yo simplemente registré y dejé que la mirada inconsciente hiciera su parte. Seleccioné las que más me gustaban y me puse a revisar buscando un hilo en común, hasta que descubrí que en la mayoría de las fotos había personas en su ámbito de trabajo, en un instante de su jornada laboral. Al mismo tiempo, había quedado resonando en mi cabeza una frase que había escuchado y era algo como “fulano trabaja haciendo tal cosa: una metáfora de él mismo” y entonces pensé en cómo a partir de la necesidad de obtener el sustento propio, lxs humanxs materializamos la energía singular que llevamos dentro y la ponemos al servicio de lxs demás, de diferentes modos. Y a su vez observaba que los colores en cada escena, desde su significado, simbología y carga psicológica, hablaban o enfatizaban el sentido que se transmitía en esa imagen. Toda esa conjunción de vivencias y registros me llevó a seleccionar las ocho fotos que presento este ocho del ocho (8 de agosto).

La palabra “Chamba”, con la que Leiva denominó a su muestra, equivale a “laburo”, trabajo precisamente, en jerga mexicana. Cuenta la fotógrafa altagraciense que en el proceso de elaboración de la muestra, recibió el “acompañamiento curatorial” de otrxs artistas, que le ayudaron a definir el concepto. Asimismo, las fotos van acompañadas por un texto escrito por su compañero y partícipe del mencionado viaje a México, Julián González, que le permite llegar más lejos en la transmisión del espíritu de la obra.

DT: ¿Cómo te llevás con este presente de hipertecnologización, que permite a cada quien, con instrumentos de comunicación domésticos, tomar fotografías?

LL: Yo voy muy tranqui con respecto a la velocidad de la tecnología, soy más bien de lxs que se resisten o no les interesa tanto ni están pendientes de alinearse con lo último. Me gusta y prefiero siempre sacar el jugo lo más posible a las herramientas que tengo y recién me decido a cambiarlas o actualizarlas cuando veo que algo de lo que no dispongo me está limitando a hacer lo que quiero. Sí es cierto que a veces también me abruma un poco la hipertecnologización: siento que estar en la órbita de los robots me demandaría mucha energía y yo prefiero usarla en crear con lo que tengo. Por eso me quedo más en mis básicos. Nunca tengo ni prefiero celulares con cámaras buenas porque se me hace demasiado. Con llevar a casi todos lados mi cámara réflex y alguna analógica cuando tengo rollo, tengo mi dosis saludable de observadora furtiva; también para detenerme un poco más en lo que observo y no ser una jugadora compulsiva de tiro al blanco. Me vinculo también desde la mayor conciencia que puedo en el uso de estos instrumentos tecnológicos domésticos para no caer en que la mirada se encasille, en tener un placard virtual cada día más lleno de recuerdos pero no sentarme nunca a mirarlos, en no estar presente y en perder el contacto con los demás sentidos. Considero que es necesario detenerse en el material que vas registrando, si es posible materializarlo, compartirlo y resignificarlo.

DT: ¿Por dónde va tu búsqueda estética con la fotografía?

LL: Apunta a tratar de transmitir la atmósfera exacta que yo percibo en el instante de hacer la foto, ya sea sensorial, anímica, energética. La luz es la principal brújula en mi composición. Pienso que, incluso aquellas situaciones en las que lo que sucede pareciera ponerla en un segundo plano, ahí está la luz haciéndonos percibir esa escena de una manera y no de otra. Me gusta observar el juego que hace la luz con lo que toca y con lo que no, haciendo que lo que vemos pueda transformarse de muchísimas maneras según la luz que reciba. También puedo mencionar que en la búsqueda me encontré con la doble exposición, que me encanta porque me permite crear algo surrealista y casi siempre cargado de simbolismo.

Finalmente, Leiva conjuga en una reflexión una respuesta a las dos últimas preguntas: “Miro fotos de otrxs todos los días como ejercicio de observación, de disfrute y de inspiración; en este tiempo de leyes algorítmicas e hipertecnologización, la búsqueda de la singularidad es un desafío mayor y constante. Pero creo que si así como hacemos el ejercicio de mirar hacia afuera, lo hacemos también hacia adentro nuestro, es posible encontrar la propia y singular metáfora de nosotrxs mismxs”.

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