Lucio Altamirano, un desaparecido que empieza a ser nombrado en la región

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Durante la marcha del 24 de marzo en Alta Gracia, sorprendió a las y los participantes la noticia emitida, primero durante la caravana, vía megáfono, y después como parte del documento único; el anuncio de que había un nuevo nombre para sumar a la lista de desaparecidos del Valle de Paravachasca: Lucio Bernardo Altamirano.

Clarisa Villares, vecina de Alta Gracia y trabajadora del Archivo Provincial de la Memoria, fue quien acercó al Colectivo Paravachasca por la Memoria los todavía pocos datos que se tiene sobre este joven, nacido en la ciudad en 1953, secuestrado en 1972 en Buenos Aires y desaparecido desde ese momento.

Consultada por la Radio Tortuga, Villares brindó algunos detalles más sobre este nombre, cuya historia incompleta la militancia por la Memoria y los Derechos Humanos de la región se compromete a tratar de reconstruir para que la comunidad lo tenga presente.

Conociendo a Lucio

«Lucio Bernardo Altamirano nació en Alta Gracia el 3 de febrero de 1953. Por ahora no sabemos mucho sobre la vida y la historia de Lucio: solamente que lo apodaban ‘El Negro’, que vivía con sus papás y sus hermanos en Alta Gracia y que de joven se fue a vivir a Buenos Aires«, introdujo Villares.

Avanzó la investigadora que el 1º de abril de 1972, «a sus 19 años, un patrullero de la Comisaría 48 en Buenos Aires lo detuvo, se lo llevó y desapareció»; lo que convirtió a Lucio Bernardo Altamirano en uno de los primeros desaparecidos del país. Su secuestro se produjo en el marco de la dictadura autodenominada «Revolución Argentina», que entre 1971 y 1973 asaltó la democracia del país, bajo la conducción de Alejandro Lanusse.

«Lo que sabemos es que quien intentó indagar sobre su paradero es su cuñado, el esposo de la hermana de Lucio, quien tocó distintas puertas y escribió una carta, tratando de llegar a algún funcionario que pudiera dar con algún dato», agregó Villares.

Y concluyó, comprometiendo a la comunidad en la reconstrucción de esta historia diezmada: «Por el momento no sabemos dónde estudió Lucio, qué le gustaba hacer. Si hacía deportes, cómo se componía su familia, si tenía alguna novia. Seguramente, con el correr de los días comenzaremos a conocerlo un poco más«.

Un rompecabezas a reconstruir

El nombre de Lucio Bernardo Altamirano está incluido con el legajo número 7455 dentro del listado de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), creada el 15 de diciembre de 1983 por el presidente Raúl Alfonsín.

Para los organismos de Derechos Humanos de la región, la imagen del rostro y la información sobre la composición de la familia y la vida social y militante de Lucio Altamirano son todavía pedazos sueltos que deben ordenarse y recuperarse para reconstruir una historia que el terrorismo de Estado se encargó de sepultar en el silencio y el olvido.

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