A un año de la muerte de Héctor Tizón: «Los destellos de las palabras»

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El siguiente texto, fue escrito por Roberto Martínez, y publicado en dos partes, por Papel Tortuga. En él, un recorrido por la vida y obra del escritor y militante Héctor Tizón, a un año de su fallecimiento.

hector tizon (foto agencia paco urondo)

I)

Huellas de todas las edades, vestigios universales, corrientes de lenguas mezcladas, trazos de diferentes épocas bordean, se ramifican, en los escritos de Héctor Tizón. Estas marcas recuperan del mundo determinados aspectos, determinados elementos que -cobijados en los núcleos claves de la obra tizoniana: la lengua y la geografía- se encadenan para construir el relato. En este modelo de mundo las palabras (re)construyen los espacios y los tiempos, las voces, los sonidos y los silencios; también resignifican a las personas, con sus horizontes, sus experiencias y expectativas.

Tizón escribe entretejiendo fragmentos, son sus tesoros. En sus matices y ritmos, mira y piensa el mundo para luego articularlos en una multiplicidad admirable y amplificadora, que no reconoce los límites narrativos y se esparce. Las palabras resultan provocadoras,devienen prácticas; nos recuerdan que el matiz está allí donde un sujeto despedazado, estallado, habitado por retazos de voces y experiencias de los otros, comprende (desde diferentes lugares) un pedazo del mundo, lo cual es percibir el mundo a través de la esencia de la mirada, “la más comprometida propuesta del conocimiento. El punto de partida y la resurrección de lo que está en el fondo, o más allá de lo meramente aparencial.”

En la literatura tizoniana los fragmentos y los contrapuntos de diversas historias y culturas se entrelazan. En este camino los acentos, los colores, los tonos teñidos con los reflejos de la vida se multiplican; permitiendo a las palabras destellar, transmitirse,  avanzar como “el pasar de las nubes”, como“el majestuoso vuelo de las aves” y así, “hacernos mejores, más dignos”,conmovernos.

Su escritura, su estilo “sin artificio”, es una elaboración muy trabajosa; que además de inspiración, posee un gran conocimiento de los registros narrativos. “Lo que vale en todo caso, relata Tizón, es la cosmovisión a la cual un escritor nunca podrá renunciar sin desnaturalizarse”. Siente que tiene algo para decir, escribe desde el lugar donde vive: Yala, siempre Yala (en el exilio necesita cerrar los ojos para ver,que nada de lo de afuera perturbe la tierra que había dejado atrás). Crea su“propio cosmos, o su propia parcela”, toma componentes de la oralidad, de la lengua castellana, quechua, andina, y los resignifica artísticamente; remodeliza esos significantes con otros significados logrando pintar en sus escritos un fresco matizado con pinceladas que provienen de todo el universo.El ideal que persigue es el de convertir su obra en “una gran metáfora del mundo y la vida”, y lo hace convencido que “la tarea de un escritor no es cambiar la vida sino reflejarla, fijarla, y no dejarla morir en el olvido, para que los demás la observen una y otra vez, para que todos tengamos otra oportunidad, para que tengamos la ilusión o la ilusoria chance de vivir otra vez. Para ser otros.”

Los textos contienen más de lo que dicen,además de palabras hay algo más ahí, algo en donde sutilmente se reúnen subjetividades, memorias, recuerdos, esperanzas, sueños, imágenes que tienen la capacidad de alterarnos el equilibrio.

Tizón sabe que “un pequeño papel escrito,una palabra, malogra el sueño del verdugo”. Nos señala que “las palabras, en estas tierras, cambian con el día y la noche. De día, espontáneas, difusas, de noche opacas, escasas” y nos advierte que en sus menores detalles, cada palabra nos puede aliviar, también nos puede matar. Además de su estilo narrativo, este camino es su horizonte ideológico; es la búsqueda constate de la claridad como atributo de las palabras, es alguien para quien el lenguaje, además de posibilidad estética-instrumental, deviene en un complejo trabajo artesanal,desde aquí habla, escribe. Sus estrategias narrativas se fundan en la creencia de las palabras y sus memorias, en las relaciones que se entrelazan entre los sujetos y sus entornos, en entender a las lenguas y las culturas como circulaciones espacios-temporales. Sobre sus relatos “hombres, animales y naturaleza, en el destino más elemental” dan batalla, complejizan los significados, rasgan pequeños “retazos de verdad” que vislumbran imágenes veladas, sonidos empañados, aromas ocultos, fricciones trabadas, palabra scoaguladas. Bocanadas de lenguaje, imprescindibles, perturbadoras y liberadoras, ponen a la lengua en estado de tensión, la ubican como núcleo irradiador de sentidos por el cual la literatura se posibilita y es.

hector tizon (foto roberto martinez)

II)

Otra de las aristas de la narrativa tizoniana se da en el campo político: militante, periodista, abogado,diplomático, juez, convencional constituyente.

En esta experiencia, como convencional porJujuy en 1994, disertaba sobre la importancia de incluir al arte y la cultura en la Constitución, sosteniendo que “La cultura y la creación de los bienes culturales comprende lo que pensamos de la vida, el tiempo, la naturaleza, la belleza y el amor; expresa nuestra recóndita y última perplejidad ante la muerte, y comprende la lengua que hablamos, fundamental vehículo de cultura (…) Una Constitución no es una ficción jurídica ni un catálogo de buenas intenciones sino un ejercicio de imaginación a la vez rico y prudente, el ejercicio de entrever una nación que nos cobije a todos, una herencia y una promesa a la vez, la suma cultural de un pueblo, algo que contiene la historia, las esperanzas y el porvenir”.

De está práctica constituida tanto por la escrupulosidad y el positivismo jurídico, como por la simpleza de lo cotidiano y las tensiones entre objetividades y subjetividades, entre testimonios orales y pruebas escritas, Tizón ratifica su narrativa bellamente iluminada y comprometida. En febrero de 2010, unas semanas antes de jubilarse como juez delSuperior Tribunal de Justicia, se pronuncia contra la megaminería en la Quebrada de Jujuy. Uno de los ejes argumentales fue el concepto de “daños generacionales”, demostrando que “aquellos que por su magnitud repercuten no sólo en la generación actual sino que sus efectos van a impactar en las generaciones futuras”. La argumentación legal marcó precedente en el país en cuestiones ambientales.

El político se apoya en el escritor para ir trazando un programa discursivo, su experiencia es la llave para salir del encierro lingüístico impuesto por un contexto en donde el lenguaje marca el límite de lo decible y expresable. Aquí Tizón ensaya modos en donde las palabras fluctúan entre el sentido codificado y sus deslizamientos, agrietando la linealidad del significado sin violentarlo, es decir, escribe liberando a los significantes de los significados arbitrariamente atribuidos por las leyes.El escritor ayuda a las palabras a escapar de la cerrazón del discursohegemónico.

Quizás de su recorrido nos quede la genialidad de un hombre para trabajar el lenguaje e iluminar escenas olvidadas en la historia, que vio en la escritura una herramienta para combatir la arrogancia de la cultura occidental. La imagen de un escritor que consiguió amasar las palabras con las memorias, las voces, las costumbres y los colores de su tierra y ubicarlas en el mundo, hacerlas universales. En sus narraciones,en los matices y fragmentos que la constituyen, las palabras destellan, nos desnudan, nos ponen frente a la posibilidad de abrir los sentidos, de viajar a  lugares donde en otros tiempos nos atravesaron sensaciones hoy lejanas,experiencias quizás perdidas. Sus escritos se imponen como posibilidad de pensar nuestras vidas, nuestros tiempos.

 

III)

El 30 de julio de 2012, a los 82 años,murió en Jujuy Héctor Tizón. En las alturas, los valles y los desiertos; en los vientos, las lluvias y los ríos, en las palabras, vive el escritor. En nuestras manos tenemos su obra que ya es patrimonio de todos. Leerla, atravesarla, vale la pena.

Yala fue uno de los lugares en donde los genocidas de la última dictadura argentina enterraron clandestinamente a seres humanos. Allí, en tumbas sin nombres ni epitafios, el terrorismo de Estado jujeño desaparecía a hombres y mujeres “subversivos”.

En el cementerio de Yala, entre sus pinos,sus montañas, sus valles, sus cielos, su río (con esas aguas que no se aguantaron tanta degradación y perversidad; ese Río Grande, que como relata Domingo Zerpa: “…arrasó con todo. La barranca se vino abajo y con ella los nichos del cementerio. Los de otra vida, liberados de sus ataúdes, bailaron sobre las espumas de las aguas borrosas y muchos de ellos, quizás, por fin hacían lo que en este misero planeta no pudieron: abrazarse…”).

En el cementerio de Yala, entre los vientos, las flores, las piedras, los silencios, las ausencias y las memorias,están también las palabras: “Nada ni nadie puede reprimir los recuerdos que iluminan de pronto aquello que creíamos perdido y desaparecido. El olvido es más fuerte e irremediable que la muerte. SÓLO ESTÁ MUERTO AQUELLO QUE DEFINITIVAMENTE HEMOS OLVIDADO”

 

 

TEXTO: ROBERTO MARTÍNEZ

FOTOS: AGENCIA PACO URONDO Y ROBERTO MARTÍNEZ

* Todas las citas traídas al texto pertenecen a diferentes momentos de la escritura de Héctor Tizón.

 

ESTE TEXTO FUE PUBLICADO EN PARTES EN DOS EDICIONES DE PAPEL TORTUGA

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