En esta edición de su columna literaria para DiarioTortuga.com, el escritor Germán Masgoret comparte su experiencia sobre los soportes literarios E-READER y hace una breve recorrido por la historia de desarrollo de estos formatos y su variedad ¿Vos preferís e-reader o libro tradicional?
UNA BREVE RESEÑA SOBRE EL E-READER /Es interesante antes de comenzar con este espacio de opinión, echar un vistazo a las redes y al mundo real, y notar cuán marcada sigue la disputa (spoiler: no debería haberla) entre el team de libros electrónicos y el team formato físico. No es la idea terminar esta opinión con “and the winner is…” pero admito que me llenaría de una adrenalina literaria que ni se imaginan.
Ahora, si, ahondemos en qué consisten estos dos dispositivos: la Tablet y el e-reader contra el peso pesado de toda la vida, el libro. Vale aclarar que no se llama Kindle, esa es la marca de Amazon, ya que es muy común que se preste a confusión y se le nombre así a cualquier lector electrónico. Es como decir Savora a cualquier mostaza o Quaker a cualquier avena, si, pongo estos ejemplos porque me hago cargo de que lo hago cuando escribo la lista del supermercado. Ahora sí, aclarado esto, veamos un poco de qué viene esto de la E-reader y luego que cada uno elija su camino.
Un brevísimo recorrido sobre la tecnología de los e-readers.
La idea de convertir un compendio de hojas en ceros y unos viene desde muy temprano. Un antecedente lo encontramos en 1971 cuando se crea el proyecto Gutenberg que busca digitalizar libros y ofrecerlos gratis. En 1993 se registra el primer programa de libros digitales, Digital Book, y se publica el primer libro digital: Del asesinato, de Thomas de Quincey. Ese mismo año aparece Bibliobytes, un proyecto de libros digitales gratuitos en Internet. Para 1995, Amazon comienza a vender libros a través de Internet y un año después el proyecto Gutenberg llega a 1,000 libros digitalizados y se fija la meta de 1 millón. Entonces en 1998 aparecen unos dispositivos que parten al mundillo de los lectores en dos trozos irreconciliables, los primeros lectores de libros digitales: el Rocket ebook y el Softbook. Al final del siglo XX surgen sitios que venden libros electrónicos, como eReader.com y eReads.com. Esto por lo tanto se convierte en un proceso sin retorno.
¿Todo esto rollo e historia para qué? Creo que nos da un panorama más claro que esta nueva forma a llegado para quedarse y para continuar fortaleciéndose. Es probable que aquella grieta entre los amantes del olor dulzón de las hojas viejas y los defensores del formato binario haya disminuido al día de hoy, pero me consta que aún existen poderosas antípodas, lo cual es magnífico, pero también me consta (y me ha pasado) de prejuzgar una tecnología realmente sorprendente como son los e-reader que a primera mano le tiramos el bardo pensando que su pantalla es como la de una Tablet cualquiera o teléfono móvil convencional.
Distingamos unos cuántos términos: El e-book es el mismísimo archivo de libro digital o ciberlibro, es la publicación electrónica o digital de un libro. Por lo tanto es importante diferenciar el libro electrónico o digital de uno de los dispositivos más popularizados para su lectura: el lector de libros electrónicos, o e-reader.
Aclarado lo anterior, vale mencionar algunas características que diferencias a estos dos dispositivos en cuestión, me refiero al e-reader y las tablets. En el caso que haya un interés por explorar el mundo literario a través de la Matrix, me tomé un tiempo y de internet obtuve un poco más de información al respecto para distinguir cuáles son las diferencias entre una y otra tecnología. Bien comencemos: “-La pantalla entre un e-reader y una tablet difieren bastante. El e-reader usa pantallas E Ink (tinta electrónica) y las tablets, pantallas LCD retroiluminadas. Un e-reader imita al libro en papel y se hace menos agresivo a la vista que una tablet, pues el primero no emite luz (aunque ya los hay con luz)
-La batería de un e-reader puede durar semanas. La de una tablet se consume con cierta rapidez, unas horas en algunas ocasiones, dependiendo de las aplicaciones que uses.
-El e-reader no es tan versátil como la tablet. El e-reader se creó para leer libros (ebooks), mientras que la tablet se parece más a un ordenador multifuncional.
-En resumen, un e-reader está indicado especialmente para lectores que buscan una buena experiencia del usuario mientras leen. Las tablets, al ser más funcionales, son aptas para un público más amplio.”
Formatos digitales más populares para leer libros en digital
“PDF: inicialmente desarrollado por la empresa Adobe Systems. Es ya un clásico por su versatilidad. Acoge texto e imagen. Es muy compatible (puede leerse en cualquier dispositivo), aunque presenta un pequeño problema (o no, según se mire…): no se puede modificar. Tampoco se adapta bien a los cambios de tamaño de fuente.
ePub: formato de gran aceptación, muy bien introducido en el entorno de los libros electrónicos. Se adapta muy bien a los cambios de tamaño de la letra, sin adulterar los párrafos y la paginación. Sus archivos no suelen ser pesados. Es uno de los más fiables, aunque necesita un dispositivo que permita su lectura: no todos los lectores son compatibles con ePub.
Doc: archivo estándar del programa Microsoft Word, que apenas necesita presentación. ¿Quién no lo ha usado en alguna ocasión? Tremendamente popular, tiene sin embargo problemas similares a los del PDF (a la hora de cambiar el tamaño de fuente). Su gran ventaja: no necesita conversión. Podemos pasar los ficheros de nuestro ordenador al eReader.
Mobi: formato utilizado por Kindle, el lector de Amazon. Teniendo en cuenta que Amazon domina el mercado del libro digital, no es mala opción. ¿Se puede leer en otros lectores que no sean Kindle? Sí, siempre y cuando el libro carezca de la protección de derechos (DRM), algo que elige el autor (o no) cuando publica su libro en Amazon. Mobi es ideal dentro del entorno de Amazon, pues. Los usuarios con otro tipo de lectores pueden tener problemas al leer archivos Mobi.”
Voy a tirar una frase tan quemada como cierta, y es que la tecnología digital es un hecho, ha llegado para quedarse y los e-readers no son una excepción. Entonces, sea una oda a la gran madre computadora o la resistencia gutenbergiana por salvaguardar la modalidad clásica de lectura, poco sirve este contraste por el hecho de las posibilidades que presentan uno y otro formato. Y lo cierto es que no parece que el primero vaya a derrumbar al segundo en el mediano plazo.
Finalmente dejo mi experiencia con el e-reader (marca Noblex) que ha sido muy positiva sobre todo cuando descubrí su legibilidad y portabilidad. No tiene nada que envidiarle al formato clásico ya que no es una pantalla sino tinta electrónica que toma la forma de letras o imágenes, lo que contenga el archivo cargado, digamos. Le doy mi apoyo en esta balanza al e-reader no porque lo prefiera sino por la extendida reticencia que hay de darle la oportunidad que merece (más allá de su precio que se nos aleja del presupuesto del que a veces disponemos). En cambio, el libro formato convencional ya tiene su espacio ganado y asegurado en nuestras bibliotecas desde hace cientos de años, porque crecemos con libros, están en todos lados, los tenemos incorporados y naturalizados y la sensación cálida de su portada, de su cuerpo real, de sus hojas color mate o blanca, que al tacto son lisas y otras más porosas, hojas viejas o con olor a nuevo, sin dudas es un objeto compañero junto a un mate, un té, un café o una copita de vino; todo eso que transmite el objeto libro y no lo binario es indiscutible. ¿Y vos qué pensás? ¿Cuál es tu favorito? ¿Hay espacio tanto para la rugosidad de la hoja como para los ceros y unos en tu corazón? Los leo.