Opinión: de la mano de las universidades, la resistencia al ajuste vuelve a las calles

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Por Pablo Rodríguez. Este martes 23 de marzo, la comunidad universitaria del país confluirá en una amplia marcha federal, impulsada en conjunto por los rectorados, las trabajadoras y trabajadores, y el sector estudiantil. La unidad en la calle vuelve a tomar cuerpo, tras las movilizaciones del 24 de enero y el 8 y el 24 de marzo.

Esta unidad es inédita y su continuidad en el tiempo es una incógnita. Pero es comprensible, si se repasan los ataques que el sector educativo, y de la educación superior en particular, viene recibiendo desde el Gobierno y sus lacayos, a lo largo de estos meses.

Se habla livianamente de adoctrinamiento en las aulas, se cuestionan las discusiones políticas en los ámbitos educativos, se congelan los presupuestos (afectando becas, proyectos de extensión e investigación), el aumento de los servicios deja sin luz a las universidades, se frenan las paritarias, se da marcha atrás con la apertura de nuevas casas de altos estudios, se banalizan investigaciones y se desprecian prestigiosas instituciones como el Conicet, se condiciona el acceso a la educación con un incremento feroz del costo de vida, que aleja a las familias de los sectores populares y la clase media de la educación superior.

La Universidad Argentina, cuna de premios Nobel, faro educativo del continente, generadora de importantes avances científicos, con un prestigio internacional innegable; es de esta manera menospreciada por quien debiera defenderla antes que nadie: el Estado Nacional.

Y esto no es inocente. No hay una razón económica detrás de estos ataques. El eufemismo del cuidado de los recursos no cuadra con esta política de ajuste y recorte. El ataque dirigido pretende poner en jaque al pensamiento crítico y a la pluralidad de voces que, como en ningún otro ámbito, convive en la Universidad.

Por eso, la respuesta a semejante ataque es la unidad.

Porque, además, en estos casi cinco meses del Gobierno de Javier Milei, los antecedentes de la marcha de trabajadores y trabajadoras del 24 de enero, el Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo y la masiva movilización del Día de la Memoria, ofician de antecedentes innegables de que hay una reacción popular que está dispuesta a salir a las calles de manera masiva.

En el juego de la política, no hay referentes partidarios que hayan logrado capitalizar estos plurales reclamos; pero hay sí una masiva resistencia al avance antiderechos.

Si bien Milei vive aún la primavera del primer tramo de su mandato, el descontento generalizado va logrando unir a sectores que por años han estado distanciados.

El futuro es incierto, pero el presente viene cargado de lucha y unidad. El martes 23 de marzo, esa certeza estará en la calle.

Si bien la atención unitaria se concentrará en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, con una marcha que se espera multitudinaria; Córdoba, Río Cuarto, Villa María y cientos de ciudades más del resto del país tendrán sus propias convocatorias.

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