«Oráculo Serrano»: una conjunción artística, humana y de conexión con la tierra

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Con textos de Cristhiano Castro e ilustraciones de Valeria Volando, irrumpió en el Valle de Paravachasca el «Oráculo Serrano», un artefacto artístico compuesto por un mazo de 27 cartas, en las que se conjugan sentimientos colectivos profundos como la denuncia, el cuidado y el respeto a la tierra. La primera edición se agotó de mano en mano y trashumando ferias, casi completamente en pocos días; pero ya se está preparando una segunda.

“Durante los incendios que afectaron muchísimo a toda la comunidad del Valle, Cristhiano escribió un texto muy movilizador que remitía a les guardianes del fuego. El mismo día, yo había hecho una ilustración con la misma temática, que nos venía sensibilizando hasta las entrañas”, rememora Valeria. Casi naturalmente, decidieron compartir dibujo y texto, y merced a “devoluciones muy amorosas y alentadoras”, semanalmente fueron creando nuevas entregas que difundían a través del programa “La Volatina” de la Radio Cooperativa de Anisacate. El encuentro demandó “buscarle una vuelta para compartir ese descubrimiento en papel, en un objeto tangible”.

Así recuerda Valeria Volando que arrancó la idea de ese oráculo común, construido con sus ilustraciones y los textos de Cristhiano Castro. Aunque destaca que la comunión entre ambos viene desde antes y en la actualidad está cruzada no sólo por un fluir artístico, sino también por el sentido de pertenencia con el Valle de Paravachasca que les hermana: ambos viven en Anisacate; él en Villa Río y ella en Los Chañaritos.

«LÚDICO, MISTERIOSO Y PROFUNDO»

“El oráculo es una respuesta que daban los dioses a través de sus pitonisas, ante los interrogantes de la vida, en la Antigua Grecia”, introduce Valeria, cuando se le consulta sobre este pintoresco artefacto al que han dado vida. “Este oráculo nos invita a reflexionar con el corazón en la mano, a través de sus palabras, a través del dibujo”, avanza y, como desenmarañando un secreto, concluye: “De esa comunión, sucede la magia, da respuestas o deja interrogantes”. Y destaca: “Es serrano porque surge en estas tierras; sus palabras vienen del monte, de la denuncia y de la sensibilidad, del cuidado y el respeto a la madre tierra”.

En rigor, el «Oráculo Serrano» consta de un mazo con 27 cartas, 13 con ilustraciones, 13 con textos y una carta cero de introducción, en las que las emociones, el hogar, la memoria, la muerte le atraviesan. “Sentimos que esta idea de oráculo, en forma de cartas, es un buen soporte para lo que veníamos compartiendo; es lúdico, misterioso y profundo”, explica Valeria.

A través del diseño trabajado por Eva Galasso, para integrar visualmente los textos y los dibujos, este oráculo se ha convertido en “una delicia visual y emocional, un objeto para tocar y soñar”, cuya primera edición se agotó completamente y obligó a Cristhiano Castro y Valeria Volando a proyectar una segunda. “Es una alegría enorme para nosotres recibir tan hermosas devoluciones; sabemos que es una obra que vuelve con amor a la comunidad donde habitamos, pero también estamos conscientes de que el contenido artístico trasciende lo local y esperamos que el oráculo se expanda por el mundo”, se ilusiona Valeria.

DOS BIOGRAFÍAS QUE SE UNEN EN EL ARTE Y EN LA GEOGRAFÍA

Cristhiano nació en Montevideo en 1970. Cuenta que se inició con el teatro comunitario en 1985 y en 1990 formó parte de la génesis del grupo “Bacalao”, con el que trabajó en la calle, los barrios, las plazas, las ferias y con el cual pudo recorrer Latinoamérica compartiendo espectáculos. “Enriquecieron el sentido del arte y la resistencia” las experiencias de taller y docencia que vivió.

En 2000 se instaló en Córdoba para continuar con su periplo atravesado por el teatro, la música y el circo. Precisamente, desde 2020 participa en el Circo Da Vinci, donde ejerce un rol de dirección escénica y oficia de actor y músico. “Siempre me gustó la combinación de las palabras, el poder de la imagen y la presencia de los cuerpos en el espacio escénico”, dice de sí.

En 2015 llegó a Villa Río, donde además de instalarse para vivir, activa el “mundo teatral y el espacio comunitario de artes y oficios”; mientras comparte la vida y el juego con su hija Ámbar Sideral.

Valeria, en tanto, nació en La Plata en 1977 y se formó en la Escuela Provincial de Bellas Artes José Figueroa Alcorta de Córdoba, donde se especializó en grabado. Actualmente explora la xilografía, la serigrafía textil, la ilustración y el arte textil, en un transitar continuo por la gráfica expandida. Vive en Los Chañaritos desde 2010, donde ha montado un taller en el que crea, ejerce la docencia y cría tres hijos, su “brújula amorosa”.

Participó en muestras de arte colectivas e individuales. Ha ilustrado revistas culturales, de rock, de contracultura, libros de escritores locales; ha realizado diseños para bandas de música y organizaciones sociales, entre ellas el Movimiento Campesino de Córdoba, la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos, bibliotecas populares, el circo social, asambleas feministas. Y se ha sumado a marchas, encuentros de candombe y de circo, y talleres artísticos con serigrafía en vivo.

En sus trabajos, los afectos cotidianos y las historias sencillas son tan comunes como intereses más colectivos como la memoria y las construcciones comunitarias. A propósito de este oráculo recientemente creado con Cristhiano Castro, últimamente se interesa por “la síntesis de ciertos arquetipos donde encuentro espejos cotidianos”, dice, aludiendo a guardianes, guerrerxs, brujxs, chamanes, madre, mensajerxs, magas, bufones, sabios.

Si bien ambos habían compartido “la familia candombera” desde hace años en Córdoba, a través de los “Duendes del Parque”, la convivencia en el Valle de Paravachasca los reencuentra en una comunión artística y humana, del cual fluye precisamente este oráculo de mística serrana.

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