La poeta local Claudia Tejeda, en esta cuarentena, nos hace una invitación a sumergirnos en sus textos, una vez más el arte nos salva, eterna herramienta de resistencia, de amor y lucha.
El repollo tiene el sabor de la pos-guerra
en recetas que son manjares
nacidos de la escasez.
Los platos típicos
crecieron de las sobras
maduraron en el paladar del hambre.
He aprendido a cuidar las raíces
que no tengo.
A alimentar a los míos
con sopas genealógicas.
Y en la mesa se sientan
parientes sin retratos
fantasmas bienvenidos.
El mediodía fue así.
La abuela se puso nostálgica
después del vino.
Y volvió a cantar en húngaro.
Imagen extraída de: https://www.paisajesybodegones.com/
