El Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba habilitó la atención domiciliaria a «personas que transitan con buena evolución la etapa final de su recuperación en cama común o con requerimiento mínimo de oxígeno». La Unión de Trabajadores de la Salud (UTS) advirtió que esta medida «aumenta los riesgos porque la casa no es un hospital» y que además «en el sistema público no hay personal suficiente».

A través de la Resolución Ministerial 1135/21, el Ministerio de Salud de la Provincia creó la unidad de atención domiciliaria para pacientes que transitan su última etapa de recuperación y casos con diagnóstico positivo.
Oficialmente se informó que los pacientes «podrán completar el tratamiento en su domicilio o en dispositivos como el Hospital Colonia Santa María de Punilla»; y que se «dispondrá de atención médica presencial, seguimiento telefónico, disponibilidad de medicamentos y provisión de oxígeno de uso domiciliario».
La disposición contempla un lapso de prestación aproximado de diez días posteriores a la salida del hospital, con la posibilidad de extensión si fuese necesario. El secretario de Salud, Pablo Carvajal, destacó que “esta externación de los nosocomios, reservada a pacientes cuya evolución clínica así lo permita, propicia una recuperación más temprana y previene la infección intrahospitalaria”.
La UTS, por su parte, emitió un comunicado titulado «Código Rojo: otra muestra del fracaso de la política sanitaria», en el que advierte que «lamentablemente Córdoba rompe cada día sus récords de contagios de COVID-19», al citar los números de la víspera: 5493 nuevos casos y 44 muertes.
«Es por el fracaso de la política sanitaria del gobierno de Schiaretti y del ministro Cardozo. Han privilegiado el negocio de unos pocos empresarios antes que la salud de las y los cordobeses», analizan desde la entidad gremial.
Además, denunciaron que el Gobierno Provincial, «en lugar de tomar medidas de restricción de circulación con apoyo económico y social, mantuvieron una política aperturista con la excusa de ‘cuidar la economía'»; y advirtieron que por el contrario, «estas medidas de restricción parciales no sirven para disminuir rápida y efectivamente la circulación viral y los contagios, sólo agravan el malhumor social y el empobrecimiento de las y los trabajadores más precarizados».
Respecto de lo estrictamente sanitario, apuntaron que «se vio que fue errada la decisión de esperar a la ocupación del 80 por ciento de camas críticas» y que por ello se apela a «la política del ‘Código Rojo’ para que las personas terminen la recuperación en sus casas y poder liberar camas en los hospitales». Advierten que «esto aumenta los riesgos porque aunque sea con asistencia, la casa no es un hospital. Además en el sistema público no hay personal suficiente para brindar esa asistencia».
Y concluyen: «Hacen falta verdaderas restricciones estrictas para bajar la circulación viral y los contagios. Y deben ser con asistencia social y económica para no forzar a los sectores más pobres a tener que elegir entre ganarse el pan o cuidarse del virus«.