*Por Diego Heredia | Esta previa a elecciones en Alta Gracia es muy particular para los Torres Lima. Desde hace tiempo no se veían fracturas internas, y aún el factor Walter Saieg puede repercutir. Los desafíos del Intendente y el Ministro provincial de cara a 2023.
El 10 de diciembre se cumplieron 11 años desde que Unión por Córdoba con la fórmula Walter Saieg – Facundo Torres Lima, recuperaron el Municipio ganándole al radicalismo.
Desde ese momento, se impusieron en tres comicios locales, siendo el último de ellos en 2019, el más ajustado en cuanto a diferencia de votos.
Por un lado, el éxito electoral se basó en la alianza entre Saieg y Hugo Testa en 2011, influyente dirigente de Alta Gracia que fue Ministro de Obras Públicas de la Provincia y que apadrinó a Facundo Torres Lima en sus primeros años en la política.
Luego de años de desencuentros, los históricos dirigentes lograron sellar un acuerdo para que el peronismo gane, sin embargo, los acuerdos se rompieron en 2019.
En ese período, Torres Lima logró consolidar una base electoral que, al igual que Juan Schiaretti en la Provincia, logró disputar una porción del electorado que usualmente vota a Juntos por el Cambio a nivel nacional.
Esa “transversalidad política” que construyó el funcionario que hoy está al frente del Ministerio de Formación Profesional y Empleo de la Provincia, fue importante en términos electorales, aunque obviamente dejó heridos, principalmente en el peronismo histórico.
Finalmente, se logró instalar la figura del actual intendente Marcos Torres Lima, como una continuidad de Facundo; se fortaleció la imagen de gestión a partir de obra pública fundamentalmente; y se creó un vínculo simbólico fuerte con el gobernador Schiaretti; entre los hechos más destacables.
En todos los casos, tras más de una década de gestión, las variables fueron entrando en crisis, más o menos importantes, y generan una situación inédita para los hermanos Torres Lima de cara a un año electoral.
CRISIS INTERNA
El fin de año encuentra a los hermanos Torres Lima con el estallido de algunos problemas que venían desarrollándose desde hace tiempo.
El más evidente fue el de Diego Barrientos, único Tribuno de Cuentas del oficialismo, y los hechos de violencia que protagonizó contra un periodista y contra la Directora de Prensa del Municipio.
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El conflicto viene cocinándose desde hace meses, con la molestia del Tribuno por el “fuego amigo” en algunos medios de comunicación, y por lo que trascendió como “falta de representatividad política”.
Barrientos fue muy crítico en una entrevista radial con la gestión, y posteriormente estalló el conflicto.
Según aseguraron fuentes municipales a este medio, el Tribuno de Cuentas le dijo al Intendente que no renunciará a este lugar, lo que es un verdadero dolor de cabeza para el máximo mandatario.
Por ello, es llamativa la decisión de no denunciar a Barrientos.
Más conflictos
Pero este no es el único conflicto interno. En el Concejo Deliberante surgieron serias diferencias, que entre otras consecuencias hicieron que Roberto Urreta se fuera del grupo de WhatsApp del legislativo y se ausentara de la última sesión.
El edil oficialista no está cómodo con algunas situaciones políticas y pone en riesgo un importante voto.
No sería el único concejal con diferencias internas, y el trabajo de la viceintendenta Cristina Roca será el de alinear la tropa, negociar y ceder.
Por otro lado, la figura de Pablo Ortiz, secretario de Servicios Públicos y referente de una facción interna distinta a la de los Torres Lima, ha crecido en las encuestas, y logró instalar su nombre compartiendo la capitalización de la imagen de gestión, algo que antes monopolizaban los hermanos.
Y justamente con Ortiz, las diferencias vienen creciendo. Por ello, llamó la atención el mensaje que dejó la ausencia del dirigente Llaryorista en el brindis de fin de año del Partido Justicialista de Alta Gracia.
Volviendo a uno de los fuertes, que es la imagen de gestión, si bien no se traslada directamente en votos, ha sido clave en la definición electoral de los últimos años.
De igual manera, vienen recrudeciéndose diversos problemas de gestión, como la falta de acceso al agua, situaciones vinculadas a la inseguridad, y las estadísticas en materia de desempleo, entre otras, que generaron movilizaciones e intensos reclamos.
Un ejemplo se dio con la “recuperación de la costanera”, que se vio opacada por la falta de agua en los cursos de agua, y los favores que algunos funcionarios de la gestión siguen haciendo a barrios privados como Potrerillo de Larreta.
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EL ROL DE SAIEG Y LA OPOSICIÓN
Algunos dirigentes oficialistas han mostrado su alerta por la actividad del legislador Walter Saieg en los barrios de la ciudad. El ex Intendente profundizó su visita a clubes, organizaciones y vecinas y vecinos en general con fines electorales.
La aprobación de su nuevo partido político, “Unión por Alta Gracia”, y el trabajo político que viene realizando funciona como una suerte de ambulancia, a partir de la que Saieg viene conteniendo a sectores del peronismo alejados de los Torres Lima.
Además, el dirigente peronista sigue midiendo en las encuestas, y si bien no supera al actual Intendente estadísticamente, puede generarle un importante daño electoral al Torrismo.
Por último, la pedregosa búsqueda de unidad en la oposición, es una variable que siguen atentos desde el oficialismo. La derogación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en diciembre del año pasado, es una muestra de ello.
En el Torrismo pretenden que haya una gran cantidad de listas para dispersar los votos de la oposición y debilitar a quien encabece Juntos por el Cambio.
Por ello, si la oposición logra que haya la menor dispersión posible, sumará muchos puntos en su búsqueda de recuperar la administración local.
EL LUGAR DE LOS TORRES LIMA EN LA PROVINCIA
La mudanza de Facundo Torres Lima dejando el Ministerio de Gobierno y pasando al de Empleo y Formación Profesional, golpeó al dirigente.
Es que su ascendente carrera política tuvo un fuerte freno y dejó el importante rol político que desempeñaba, para pasar a una cartera importante, pero de menor tenor.
Ese cimbronazo repercutió en el Municipio, no sólo por lo que puede significar en materia de gestión, sino por la necesidad de Facundo de resguardarse en el territorio, y las diferencias que se han generado con su hermano Marcos.
A todo esto, se suma el rechazo a la re- reelección, y el descontento entre los Intendentes.
Como trascendió, Facundo Torres Lima pretendería ser candidato a Legislador en representación del Departamento, pero algunos mandatarios locales de Santa María están analizando con seriedad la posibilidad de despegar la fecha de los comicios con los provinciales.
Es más, no descartan la posibilidad de que haya una lista que contenga a Intendentes que no se sintieron representados por la decisión oficialista de patear la discusión. Esto pone en un serio riesgo las aspiraciones del actual Ministro.
Ni hablar de la importancia que tendrá la elección provincial para el desarrollo local, debido a que se realizan primero. En este sentido, una derrota de Hacemos por Córdoba puede golpear las aspiraciones locales.
En la previa al 2023, el escenario trae un fin de año complicado para los Torres Lima. Con la necesidad de renovar, deberán afrontar y resolver varios desafíos si quieren seguir frente al Municipio.