Mara Ferrari, una voz presente que resuena entre las aguas profundas y el silencio

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Pampeana de origen, Mara Ferrari vive en Alta Gracia, donde sostiene su proyecto de formación “Voz Presente” y en estos días prepara su disco de canciones propias “Aguas Profundas”. Entrevistada en #TTT “Tarde para Tirar la Toalla” por la Radio Tortuga 92.9, repasó los vaivenes de su historia y el camino que la trae a este momento.

Hasta los 18 años vivió en su Guatraché natal, un pueblo rural de unos cinco mil habitantes según el censo 2010, ubicado al Este de la Provincia de La Pampa. “Con la familia decimos que nuestro lugar en el mundo es la laguna de Guatraché, que está a 11 kilómetros de la localidad y es una reserva de agua salada con barros termales curativos, en la que hay monte, aves, flamencos”.

Tironeada entre la participación política y el arte como canal expresivo, a los 18 años se fue a vivir a Buenos Aires para estudiar Ciencias Políticas y también Teatro en el Conservatorio de Arte Dramático que más tarde se convertiría en el Instituto Universitario Nacional del Arte y actualmente en la Universidad Nacional del Arte. Cursó Teatro hasta tercer año, cuando decidió irse a vivir a Barcelona, España. “A Ciencias Políticas no la terminé”, completa.

RADIO TORTUGA (RT): ¿En España hiciste Teatro?

MARA FERRARI (MF): En Barcelona estudié en una escuela que viene del teatro físico del francés (Jacques) Lecoq, que es un maestro que reunió la actuación desde el cuerpo, desde el clown, lo físico, el mimo, el deporte y la arquitectura.

RT: ¿Y la música?

MF: Toda la vida. No pensé en estudiar música porque la música era parte de mí. Canto y toco la guitarra desde muy chiquita. En el pueblo tomé clases, pero el canto fue siempre muy orgánico en mi vida. A la hora de pensar en ir a estudiar a Buenos Aires, fue el teatro como un eje, como lenguaje artístico que me permitió tocar todas las artes. Es una formación tan profunda e integral la del teatro. Me vinculaba con las materias vocales, con las materias rítmicas, lo corporal. No me fui tanto a la actuación. Yo digo que habito esa frontera entre la voz, la palabra, la música, la rítmica y la escena.

RT: ¿La música es una especie de una especie de universo paralelo?

MF: Es la esencia. Es como si la música, la voz, el canto, fueran la tierra. Después crece todo lo otro.

RT: ¿El cantar estuvo siempre en un primer plano o le fuiste dando protagonismo en el último tiempo?

MF: En el último tiempo. Igual, la voz, el aire… Tengo una personalidad muy curiosa. De golpe me digo qué bueno dirigir y estoy dos años dirigiendo. O experimento la actuación. Ahora estoy investigando la voz sonora; el sonido como materia prima. Y en todo ese tiempo que voy haciendo muchas cosas que se ligan unas con otras, la música es como mi descanso: voy, me encuentro con la guitarra y salen canciones. Mi primer proyecto como cantante fue en 2012 con “Silencio de Trompetas”. Ahí vi que había un repertorio que quería cantar. Era muy teatral; con coplas españolas, música pampeana, algunas canciones mías que ya había metido, Violeta Parra, algunas cuestiones más de folklore latinoamericano. Reuní ese repertorio y en Buenos Aires fui a golpearle la puerta a Carmen Baliero, que es una artista de culto muy increíble, que trabaja con encontrar la esencia de lo que querés hacer, entender orgánicamente lo que vas pulsando. Fui con la idea de armarme una banda, entonces ella me preguntó cuál era mi instrumento. Con ella visualicé por primera vez que mi instrumento era mi voz y no la guitarra. Y que podía cantar con mi voz en el silencio y que el silencio funcionaba como apoyo, como partenaire, con quien dialogaba. Y la guitarra aparecía como acompañamiento si era necesario. De ahí nació “Silencio de Trompetas”. Yo me paraba en el escenario en silencio absoluto. Fue la primera vez que experimenté que el cuerpo es un canal energético, que te parás y resonás con el cuerpo del otro, del público; donde antes de empezar a cantar, está el silencio y el espacio vacío y antes de la luz está la oscuridad: una visión muy oriental de los elementos y la composición. En ese silencio encontré la presencia. Hoy mi proyecto se llama precisamente “Voz Presente”. Cuando empezás a estudiar Teatro, de lo primero que se habla es de la presencia. Para habitar la escena, tenés que estar presente. Mis primeras experiencias de meditación, de conexión, de conciencia absoluta, saber cómo tengo el dedito chiquito del pie, cómo está apoyado mi talón, para dónde están proyectando mis cervicales, mi plexo solar; toda esa conciencia corporal la lográs cuando estás habitando el aquí y ahora, y en esa conexión con el público y con ese espacio.

RT: ¿Y cómo llegás a lo que estás preparando ahora?

MF: Pasaron muchas cosas en el medio.

RT: ¿Pero hubo otro proyecto musical entre “Silencio de Trompetas” y el actual?

MF: Búsqueda. Fue un proceso de mucha búsqueda y de perderme para volver a encontrarme. Paralelamente a “Silencio de Trompetas” nacía “Mujeres Quemando”, que es mi familia de artistas: un grupo de amigas, colegas y compañeras que veníamos trabajando juntas en distintos grupos y de golpe, cuando una de las chicas de Buenos Aires se viene a vivir a Traslasierras, le hacemos una varieté de despedida en la que cada una, con lo que sabe hacer, compuso diez minutos para la escena. Así nació “Mujeres quemando”, como un ritual de despedida. Y nunca dejamos de actuar (N.DeR.: en el momento, descubre que precisamente el día en que se está desarrollando la entrevista, el 22 de noviembre, este grupo cumple nueve años). Ése fue el gran punto de inflexión, porque yo venía haciendo teatro más en compañías que se armaban para proyectos concretos y después se desarmaban. Esto fue una sorpresa; para cada una de nosotras es un movimiento, es nuestra vida. En “Mujeres Quemando” cantaba repertorio de “Silencio de Trompetas”. Y entonces vino una etapa de la cultura y la expresión afro. Ahí lo conozco a Rubén Cejas, que es mi compañero de vida y el papá de mi hija Lucero. Me puse a estudiar con él la música latina, la polirritmia, cantar con la clave. Me puse a explorar e investigar.

Mara Ferrari también incorpora en su biografía como un hecho central el haber ingresado al Ministerio de Educación de la Nación en 2012 para trabajar en la generación de proyectos socioeducativos artísticos; una etapa que cerraría abruptamente en 2015 cuando con el cambio de gestión nacional y la llegada a la presidencia de Mauricio Macri, estos espacios quedan relegados. “Estábamos haciendo cosas interesantes y hubo ese cambio de gestión en el que se empezó a abandonar. Fue muy raro cómo se terminó esa etapa. Me angustié mucho, renuncié, fue un momento de oscuridad y bajón. Y ahí encuentro mi eje en la voz. Era monotributista y me quedé con mi capacidad de autogestionarme”, recuerda.

RT: El trabajo que estás armando ahora es con canciones propias. ¿Eso es nuevo en vos o venías componiendo?

MF: Vengo componiendo desde 2005 cuando volví de Barcelona, cuando me reencontré con la guitarra; porque allá yo cantaba y otro tocaba. Cuando vuelvo, empiezo a jugar y descubrir canciones. No tenía un método. Pero recién ahora le voy dando valor a ese acto creativo y descubriendo mi lenguaje como compositora, como poeta. Compongo más desde la música, primero aparece la cuestión rítmica y después la melodía; le voy dando su estructura y la letra me va sorprendiendo.

RT: ¿Qué es lo que estás preparando?

MF: Había bastantes canciones y estaba bueno sacarlas afuera. En el proceso creativo tenés exploración y búsqueda, improvisación, selección, armado y entrega. Para que vuelva y para que vengan cosas nuevas. Estas canciones están reunidas bajo el nombre de “Aguas profundas”, que es el nombre de una de las canciones, que aparece en 2014 o 2015, entre mucha introspección, oscuridad y meterse en el barro. Estaba pensando en viajar a Río de Janeiro al carnaval y terminé en la laguna de Guatraché, bañándome en los atardeceres para volver a reunir mi energía que estaba muy dispersa. En ese lugar, en esas aguas bajas, siento que es el centro desde donde vuelvo a salir hacia afuera con estas siete canciones.

Mara Ferrari está trabajando este material con el bajista Facundo Irazábal, en un formato de dúo; actualmente, en fase de preproducción. Además, está haciendo sus aportes el joven pianista Genaro Garbarino; y con su hermana Jo Berrojalbiz vienen proyectando algunos vídeos a partir del registro de estos encuentros. “En esta entrega, estoy abriéndome a compartir la poesía con otros artistas para enriquecerla y que otros también resuenen con la música y alimentarme en el vínculo creativo con otras personas”, sintetiza Mara.

RT: ¿Para cuándo vamos a tener noticias del disco?

MF: La cosa viene lenta. Este contexto fue clave para despertar y preguntarme qué quiero hacer. En el verano la idea es tocar en vivo lo más que se pueda, sorteando obstáculos; e iremos maquetando y viendo qué otros instrumentos se suman.

En este audio, se puede escuchar la entrevista completa y dos versiones íntimas de adelanto de su flamante material “Aguas profundas”:

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