Opinión: La misoginia que atrasa, el feminismo que avanza

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Por Saira Asúa (*). Leí mucho estos últimos días sobre Flor Peña y las mujeres que fueron a la Quinta de Olivos y quiero compartirles mi visión al respecto.

Esta semana un grupo de periodistas se puso a “investigar” quiénes fueron las personas que visitaron la Quinta de Olivos durante la cuarentena estricta. La intención era clara: encontrar la “mugre” que Alberto Fernández esconde, en un intento desesperado por replicar el escándalo que surgió hace unos meses por las visitas que Mauricio Macri recibió durante su mandato, donde se supo que mantenía reuniones habituales con jueces y fiscales.

En la lista de Alberto Fernández se destacaron actores, productores, funcionarios, empresarios, que poco ensucian su imagen, por ende acudieron a la herramienta más básica y nefasta que tiene el sistema político / mediático patriarcal: atacar a las mujeres que eran parte de dicha lista.

Es de público conocimiento que casi siempre a las mujeres que proponemos, hablamos y hacemos política se nos acusa de putas, que se preste especial atención a nuestra imagen (en términos de hegemonía) o cuántas parejas tuvimos a lo largo de nuestra vida, por mencionar solo algunos ejemplos. A las mujeres públicas siempre se nos juzga por nuestra vida privada y no por lo que tenemos para aportar a los espacios que habitamos. Es alarmante que esta práctica tan naturalizada y arraigada en nuestra sociedad derive en altos niveles de violencia y de odio. Le está pasando hoy a Florencia Peña y nos pasa constantemente, somos el foco de ataques personales que nos destruyen.

La misoginia y la cosificación de las mujeres nos pone siempre en la mira de aquellos que con toda la furia de la moralidad juzgan nuestro comportamiento, pero no el de ellos. Ellos no quieren vernos discutiendo y disputando lo público, sino que nos prefieren sumisas e invisibilizadas, para seguir fomentando estereotipos que nos desalienten a ocupar espacios que fueron y serán históricamente nuestros.

Lo de Flor Peña atrasa años las discusiones que venimos dando desde el feminismo y pone en evidencia que debemos seguir organizadas, luchando para responder a cada retroceso que nos quieren imponer los medios hegemónicos.

Por eso, para derribar estructuras tan grandes como el patriarcado es imprescindible continuar desnaturalizándolo y combatiéndolo todos los días en todos los espacios que habitamos, colectivamente, con argumentos e ideas y sin retroceder jamás.

Nuestra apuesta debe ser fortalecer esta marea verde que surgió en las calles, para seguir sumando voluntades y JUNTAS transformar las maneras de hacer política.

A la historia la contaron siempre en términos patriarcales y es momento de cambiarlo.

(*) Saira Asúa es referente feminista, militante de barrios de pie

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