Organizaciones socioproductivas y comunitarias lanzan bono contribución para sostener sus labores

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La organización Reusar (Recicladores Urbanos por la Salud Ambiental de la Región) y los espacios «Manos en acción» y «Manitos abiertas» lanzaron un bono contribución mensual para acompañar su labor comunitaria, acompañar regularmente a más de 120 niños y niñas de la ciudad que asisten a los merenderos, y fortalecer los emprendimientos socioproductivos.

El aporte recomendado es de $5.000. Desde estas organizaciones, indican que quien quiera sumar su apoyo y adquirir estos bonos contribución, puede hacer transferencias al siguiente alias, martin.perpetua.mp, o comunicarse a los siguientes números telefónicos: 3547-659659 (Emi) o 11-21831682 (Martín).

Consultado por el Portal Tortuga, Emiliano Ferreyra, integrante de Reusar, explicó que «el bono contribución tiene caracter mensual» y «va directamente a reforzar y propulsar nuestros espacios, como también los proyectos particulares que existen en cada uno».

Detalló Ferreyra en este sentido, que con Reusar ya se superaron las 220 toneladas de materiales secos reciclables recuperados, compuestos por cartón, papel, plásticos, aluminio, chatarra y vidrio. Con esta labor, destaca, se contribuye al cuidado ambiental de la ciudad.

En tanto, en los espacios sociocomunitarios «Manos en acción» y «Manitos abiertas», se brindan copas de leche al menos una vez a la semana para más de 120 niños y niñas, y tienen activos roperos comunitarios.

En ellas, agregó Ferreyra, «también hacemos talleres con temáticas en torno a las diferentes problemáticas sociales que nos atraviesan y tenemos proyectos de panificación, armado de bitácoras con papel reciclado y ahora se suma el proyecto de huertas comunitarias».

En cuanto a la manera en que impacta el contexto de ajuste y recesión económica en los sectores en los que trabajan estas organizaciones, apuntó Ferreyra: «Vemos y sentimos en carne propia cómo la crisis económica se agudiza cada día más, golpeando principalmente a los sectores vulnerables y a la clase trabajadora en su conjunto. Donde nuestros espacios comunitarios son lugares de contención, aprendizaje y salida colectiva que ya se desbordan, no sólo por el aumento en cantidad de niños y niñas que asisten a merendar, sino también porque hasta quienes solidariamente donaban mercadería ya no lo pueden hacer, por tener que ajustarse para llegar a fin de mes».


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