De unos meses a esta parte, diálogos particulares entre teatreros, músicos, murgueros, vecinos, ha dado lugar a la puesta en marcha del Colectivo Cultural Paravachasca, un espacio abierto para proyectar actividades artísticas y aportar al debate sobre la actualidad de la región.
“Surge de una necesidad de aunar esfuerzos y energías para la concreción del sueño de itinerar con las distintas expresiones artísticas que se desarrollan en nuestra zona”, explica Caro Herrera, desde el grupo de sonidos colombianos, Música de las Entrañas.
Mariano Crespo, miembro de Infusión Sonora y de la Murga Arrastrados por el Río, sostiene que todo comenzó “luego de que músicos de La Rancherita, La Serranita, Los Aromos, La Bolsa, Valle de Anisacate, Anisacate y Alta Gracia, comenzamos a juntarnos una vez por semana a tocar y conversar sobre qué actividades podríamos realizar en conjunto”.
“Hay una idea de trabajar de manera itinerante, llegar a las plazas y a los barrios donde las movidas culturales no llegan”, aporta Lucía Álvarez, del grupo de teatro comunitario Descoordinados de Paravachasca.
En rigor, se trata de una propuesta socio cultural. El Colectivo se viene juntando una vez por semana, con una dinámica que pretende articular lo artístico y lo comunitario, e interrogar sobre el rol social de los artistas de la zona, no sólo como “relleno” o “gancho” de los reclamos sociales.
VIENE CAMINANDO
Mariano, Lucía y Caro coinciden en que lo que hoy se propone este Colectivo Cultural, ya viene sucediendo, aunque sin esta denominación (o con otras), de un tiempo a esta parte. Así, enumeran como antecedentes: un encuentro de teatro comunitario en La Bolsa y una fiesta popular desarrollada en barrio Los Chañaritos de Anisacate, en 2013; el festejo comunitario de fin de año en la Plaza de Cerritos, La Bolsa; el primer corso de Paravachasca, en esa misma plaza; el Primer Encuentro de Músicos, que tras una suspensión por lluvias, se desarrolló en el salón de la UTA de La Bolsa. E incluso citan como antecedente la respuesta social que se le dio a los incontrolables incendios de septiembre pasado en la zona y las sucesivas multitudinarias reuniones.
“Es una agrupación nueva, pero que se viene gestando hace tiempo”, sintetiza Mariano y concluye: “Surgió por la necesidad de poder resolver esas pequeñas cosas que nunca se concretan por no juntarse”.