Mientras esperamos los resultados de la autopsia, ni para familiares y amigas/os, ni para las agrupaciones que acompañan, cabe la duda que el homicidio de Laura Moyano tuvo como único móvil el odio.
La situación de precariedad en la que Laura se encontraba por su condición de mujer trans y de trabajadora sexual hace que esta realidad que hoy lloramos sean posibilidades cotidianas en la vida de cualquier persona que se encuentra en su lugar.
“El género no importa” hemos leído infinidad de veces en los comentarios de lectores, pero a Laura le desfiguraron el rostro y le mutilaron sus genitales, mientras en la tv, los diarios y la radio los estudiosos de la comunicación se referían a Laura en masculino, negando la identidad con la que la víctima conoció la muerte, entonces ¿no importa?
Tenemos una ley de identidad de género que es un ejemplo, a esto tampoco nadie puede negarlo, pero la deuda con la comunidad trans sigue siendo enorme. La expectativa de vida de las personas trans sigue estando en un promedio entre los 35 y los 40 años.
La policía de Córdoba sigue teniendo los Códigos de Falta a su disposición para criminalizar a travestis y trabajadoras sexuales basándose en sus propios prejuicios. La actual ley antidiscriminatoria nacional no tipifica la identidad sexo-genérica como motivo de odio.
Con un marco legal aún en contra, las personas trans se ven expuestas a situaciones de discriminación en su día a día que las obligan a dejar el seno familiar, abandonar la escolaridad y limitar de esta manera el acceso a una vivienda y a un trabajo digno.
Muchas agrupaciones y mujeres trans encaran el desafío de la educación y la formación contra todo pronóstico, pero a pesar de contar con habilidades y herramientas siguen teniendo como único horizonte la prostitución.
Como sabemos, la falta de derechos laborales para trabajadoras/es sexuales deja a este colectivo en una situación de extrema vulnerabilidad. Cientos de vecinos y agrupaciones se manifestaron este lunes junto a la familia de Laura, exigimos una actuación rápida y certera de la justicia y que se tengan en cuenta estos agravantes a la hora de juzgar.
La inclusión laboral para personas trans, ley antidiscriminatoria que contemple todos los colectivos vulnerados, los derechos laborales para trabajadores sexuales y una educación sexual integral que valore la diversidad y promueva el respeto a las diferencias.
Por Gastón Casabella*
*Activista de Devenir Diverse y vecino de Alta Gracia.
Foto: La Mañana de Córdoba
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