Padres y docentes indignados con la situación que se vive después del temporal que destrozara parte de las instalaciones.
El 2015 fue una año muy movido para los alumnos de la escuela Atahualpa Yupanqui de Villa La Bolsa.
Primero fue por la escuela nueva, los reclamos, la falta de una fecha de inauguración, marchas, asambleas y los chicos sin clases. Después fue la inauguración y la mudanza, los horarios nuevos, la escuela que quedaba chica aunque fuera nueva.
El temporal del 7 de noviembre provocó importantes destrozos en los techos de varias aulas. Esto ocasionó que los alumnos fueran repartidos y en distintos lugares para no perder las ultimas clases y pruebas antes de terminar el año: algunos tienen clases en la biblioteca, otros en el SUM, otros en el Centro de Jubilados (ex escuela) y el Jardín volvió al edificio del Centro de Desarrollo Infantil, donde daba clases antes de la mudanza. Sin embargo este ir y venir duró poco y hace dos semanas que solo los alumnos de sexto grado tienen clases.
Radio Tortuga 102.7 dialogó con Sandra Aiasa, madre de un alumno del establecimiento, quien explicó la situación: «Estamos como cuando nos desalojaron de la escuela vieja para hacer el traspaso a la nueva, los chicos sin clases y el derecho a la educación vulnerado. Desde educación dijeron que en cuatro días se iba a solucionar, pero no fue así y ahora prometen que va a estar para marzo, después de cuatro años de promesas cuesta creerle, porque no vemos garantías de que se cumpla».
El encargado de Infraestructura del Ministerio de Educación provincial, Javier Taborda prometió que el techo va a estar listo para el 3 de marzo, días antes del inicio del ciclo lectivo 2016. Desde que se produjeron los daños sin embargo, no se han visto obreros. Mientras tanto, los niños y niñas de 6 grado no tienen donde recibir sus diplomas, ni un fin de ciclo como corresponde.
De allí la desazón de los padres y los docentes, que ven a los niños y niñas ser victimas de la falta de políticas publicas, o de la negligencia en el cumplimiento de las promesas, y tal como manifiestan, «a la educación mientras tanto la atamos con alambre…»