El fin de semana del sábado 8 y el domingo 9 de febrero, se celebrará en La Serranita la quinta edición del festival “Tranqui Reggae Party”, que este año contará por primera vez con dos jornadas para compartir con la familia. Con una grilla importante, se desarrollará en la cancha grande de la localidad y dará inicio a las 18 cada día.
Este festival tuvo su primera edición en Anisacate en marzo de 2016 como una fiesta autogestiva con bandas en vivo, charlas, feria y actividades para niñas y niños. Pasó por Villa La Bolsa también hasta su arribo a La Serranita. Fernando Sosa, uno de los organizadores, recuerda que la idea principal que dio inicio al festival era “armar un evento de reggae en la zona, que empezara de día para que se pudiera disfrutar en familia” y que además de la música, incluyera otras manifestaciones.
Aquella primera edición congregó a unas 300 personas con el debut de Yaku Raíz, exponente local del género, y Brote Mestizo e Índigo Reggae como invitadas. “Cada edición viene creciendo, a nivel estructural, las bandas que vienen a tocar, la escenografía que se monta, el equipo de trabajo; sentimos que cada edición se pone más linda y eso nos llena de felicidad”, manifiesta Sosa.
La Serranita será Jamaica por dos días
El festival del 8 y 9 de febrero próximo tendrá como novedad que se realizará durante dos jornadas. “Veníamos con todo el equipo de la Tranqui Reggae Party trabajando todo el año para un solo día y el festi se nos pasaba muy rápido, por eso decidimos sumarle otro”, expresa Fernando, denotando el carácter humano y el valor del disfrute detrás de cada edición.
Para esta versión 2020 de la Tranqui, confirmaron su participación el chileno Ale Moraga, dos bandas de Buenos Aires: La Ombú, banda con más de 20 años de trayectoria, y Tribu Falasha. De la provincia de Córdoba, tocarán Radical Roots, Munay Ki Dub, Zumuba Ska y Celeste Turmalina; y en el área de DJs estarán Maity Ruts, DJ Rastacore, Moro Soundsystem, Fran Caino y Zazo DJ.
Completarán la propuesta talleres afro, espacios recreativos para niñas y niños, charlas informativas, un stand de tattoo y una feria. “Lo más lindo es la unión que se arma en cada edición entre los artistas”, destaca con entusiasmo Fernando Sosa.
La entrada al evento cuesta 300 pesos y cubre el acceso a los dos días. Se pueden conseguir en las redes sociales de la fiesta y también a través del sitio alpogo.com. Además, destaca Fernando Sosa que el predio donde se desarrollará el evento contará con servicio médico, seguridad, baños químicos y estacionamiento. Y para quienes lleguen de lejos y deseen acampar en cercanías del predio, contarán con descuentos en el camping Uray Mayu.
Cada año llegan a este festival, espectadores de la región y el resto de la provincia de Córdoba. Pero también de La Rioja, San Luis, Rosario e incluso para esta edición saldría un colectivo con un contingente desde Buenos Aires, que además de la Tranqui Reggae Party, pretende disfrutar de los paisajes serranos.
Sonido que insiste más allá del sistema
Fernando Sosa, respecto de la vigencia del género reggae en la oferta musical de nuestro país, analiza que si bien está instalado como sonido hace tiempo, “sí es verdad que llegó a muchas personas hace unos años, un poco por el negocio de las empresas que distribuyen su música y otro poco por los que nunca bajaron los brazos y llevaron el mensaje a todos lados”.
Y que el furor generado alrededor del “modelo rasta”, el mercado de alguna manera contaminó el género. Destaca que eso sirvió para que “el día reggae” en los grandes festivales se pudiera escuchar a grandes bandas con grandes sonidos. “Pero eso ya no existe más”, lamenta. “Entonces nos damos cuenta que siempre van a lo que vende y el reggae se ve que bajo su level para ellos”, analiza, aunque subraya que si bien “el furor del reggae bajó, las bandas siguen sonando”.
Fernando Sosa sostiene que “en la provincia de Córdoba hay bandas con un terrible nivel musical, distribuido en todos los valles”, con mucho mestizaje, pero que “cuesta salir adelante” en lo que a generar dinero con los recitales respecta. “Ni hablar cuando te dicen que una banda paga o rinde entradas para tocar”, se ofusca: “¿De qué estamos hablando? ¿Cómo no va a decaer la música así?”. Y propone, finalmente: “Entonces más que nunca debemos sostener y apoyar, activar cosas desde la autogestión sin esperar a que siempre pase algo; sino, hacerlo uno”.