En la mañana del lunes 21 de febrero, el director de Participación Ciudadana y Relaciones Institucionales de la Municipalidad, Agustín Saieg, publicó en sus redes sociales una respuesta al repudio que recibió por sus expresiones machistas en contra de la concejala radical Lucía Allende.
La semana anterior, Saieg, en una entrevista radial había minimizado la trayectoria política de la edil, al expresar respecto de su padre: «Lo único que hizo Omar Allende fue acomodar a su hija en el Concejo Deliberante».
Dicha manifestación suscitó la réplica de diversos espacios y referentes políticos.
Hasta este lunes, ni el mismo Agustín Saieg, ni el intendente Marcos Torres ni la responsable de «Políticas de Género» de la Municipalidad, Valeria Amateis, quien viene promoviendo la aplicación de la Ley Micaela en las diversas áreas del Gobierno, se habían expresado.
La respuesta
El posteo de Saieg, en su introducción, se presenta como su expresión a propósito de «declaraciones en un medio local que generaron confusión y malos entendidos».
Manifiesta que «nunca fue, ni será, mi intención menospreciar, cosificar o descalificar a la concejal Allende». Asimismo, sin hacer una autocrítica por sus dichos, pero tampoco aludiendo a que hayan sido malinterpretados o descontextualizados, apunta: «Si ella se sintió realmente ofendida, le pido mis más sinceras disculpas».
Posteriormente, se defiende de de las acusaciones por sus expresiones machistas, al aclarar: «Entiendo, milito y trabajo por la igualdad de género con acciones concretas, articulando distintas políticas desde la Dirección de Relaciones Institucionales que tengo a cargo y en la Asociación civil que participo desde hace años«.
Y concluye: «Seguiré siempre firme con mi convicción desde donde me toque, como funcionario, abogado y dirigente social, trabajando por los valores que me representan y que quiero transmitirle a mi hija y a las generaciones futuras, aportando siempre mi granito de arena para una sociedad más justa e igualitaria».
Techo de cristal
El hecho de violencia simbólica en el que incurrió Agustín Saieg se puede entender desde la misma letra de la Ley 26485 de Protección Integral a las Mujeres, que en inciso j. de su artículo tercero, resguarda como uno de los derechos plausibles de ser vulnerados, el de «la igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres».
Asimismo, considera esta Ley a la violencia simbólica como aquella que «a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad».
La expresión de Agustín Saieg niega la trayectoria política de Lucía Allende, en la Juventud Radical y en la Unión Cívica Radical, y sus capacidades para alcanzar una banca en el Concejo Deliberante, al afirmar que llegó a ese lugar por ser hija del dirigente Omar Allende.
Se trata de un tipo de violencia sostenida históricamente a nivel global, y muchas veces invisibilizada, que ha construido lo que se conoce como «techo de cristal», que es un límite cultural, social y político que se le impone a las mujeres y sectores de las llamadas diversidades de género desde la cultura machista y el sistema patriarcal; con dificultades para aspirar a lugares de jerarquía y de decisión en instituciones públicas, privadas, gremiales y sociales.
FOTO: GENTILEZA ANDRÉS ESPÍNDOLA