«Lamparitas»: un proyecto educativo que combate la obsolescencia programada

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Estudiantes de Sexto Año del IPET 118 Juana Azurduy de Anisacate llevan adelante el proyecto «Lamparitas», a través del cual intercambian a la comunidad focos led quemados por otros reparados, en una iniciativa enmarcada en la materia «Energías renovables y ambiente».

Cada martes, entre las 8 y las 10, vecinas y vecinos de la región pueden arribar por la institución (sita en Salomón Palacios S/N de Anisacate) con sus lamparitas quemadas y llevarse automáticamente, y sin cargo, las que están reparadas.

El profesor Horacio Pedro Enrique Alegre, entrevistado por la Radio Tortuga 92.9, contó que la iniciativa surgió desde los propios estudiantes, tras plantearse el tema de la «obsolescencia programada» y la manera en que la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto afecta al ambiente.

«A partir de un taller que se hizo, y respondiendo a la consigna sobre qué podíamos hacer para vencer ese problema y hacer algo por la comunidad, partió este proyecto, que consiste en recibir lamparitas led quemadas, que no funcionan, para repararlas en clase. Las y los estudiantes les hacen una pequeña modificación al diseño para que duren más tiempo. Entonces a las vecinas y vecinos les canjeamos una lamparita quemada por una arreglada por los estudiantes y obviamente sin cargo», explicó detalladamente el docente.

Asimismo, destacó que la tarea no tiene costo, ya que previamente se realizó una colecta solidaria interna de lamparitas quemadas, entre las familias del colegio, con las que se construyó un banco de insumos para arrancar. «Con esas lamparitas, el grupo practicó y fuimos sacando repuestos de led para cambiar», indicó.

Del proyecto participan las y los 17 estudiantes del Sexto Año A, quienes buscan de esta manera darle una segunda vida a las cosas y ayudar a la comunidad. Evelyn, Maribel y Agustina, tres de las estudiantes participantes de la iniciativa, presentes en la entrevista, se mostraron entusiasmadas con la posibilidad de «ayudar al ambiente y a la comunidad a no gastar».

El profesor Alegre enmarcó la búsqueda de esta propuesta en el horizonte educativo de la escuela técnica que es «aprender a hacer» e incluso subrayó que «el hecho de aprobar la materia en este tipo de proyectos pasa a un segundo plano».

Tomando en cuenta que el proyecto nació desde los mismos estudiantes, finalmente, el docente reflexionó que la idea se vuelve más genuina y confronta con la prédica de que los jóvenes no se comprometen: «Cuando tienen un proyecto que les interesa, se comprometen y mucho».

Finalmente, adelantó que están próximos a armar un laboratorio de energías renovables con instrumental adquirido a partir de un concurso del Instituto Nacional de Escuelas Técnicas (INET), con la Cooperativa de servicios local como patrocinador. «Con este instrumental podremos dar capacitaciones a la comunidad sobre el uso de energías alternativas, y en clase los chicos y las chicas van a presentar proyectos para la comunidad sobre calefacción solar con materiales reciclados, calentamiento de agua, producción de gas a partir de la basura».

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