*Por Diego Heredia | La crítica de Agustín Saieg contra el radical Omar Allende por la concesión de dos carpas, puso bajo la lupa el reparto de los espacios en Colectividades, pero también el de los negocios gastronómicos en relación a otros festivales como Peperina, Mionca o Happy Birra. ¿Cuáles son los criterios y quiénes tienen el negocio?
El director de Participación Ciudadana y Relaciones Institucionales de Alta Gracia, Agustín Saieg, posteó en sus redes sociales una crítica contra el militante radical Omar Allende por estar a cargo de la concesión de dos carpas.
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Allende por su parte, vinculó la crítica a una jugada política del intendente Marcos Torres Lima y desmintió algunas imprecisiones de Saieg.
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Más allá de la discusión política, la advertencia del actual funcionario de la gestión Torrista, puso bajo la lupa la manera en la que se distribuyen, no sólo las carpas en la fiesta más grande de la ciudad, sino también a quiénes se contrata para festivales como Peperina, Happy Birra y Mionca.
Un dato importante, es que para 2023, en la partida presupuestaria para eventos y festivales, la Municipalidad tiene previsto destinar nada más y nada menos que unos 170 millones de pesos.
¿ARBITRARIEDAD?
La ordenanza de Colectividades estipula que, dentro de sus deberes y atribuciones, la Comisión Municipal del Encuentro Anual de Colectividades, está el de dictar su propio reglamento, que fijará funciones de sus miembros, formas de deliberación, y lo atinente al funcionamiento.
En ningún lado habla de los criterios para dar las concesiones de las carpas. Dentro de las atribuciones de la Comisión, se habla de promover que la prestación de servicios y/o bienes utilizados en los eventos que se realicen, sean “preferentemente”, de residentes de Alta Gracia.
De esta manera, no hay prohibición para que un privado se haga cargo de una o más carpas. Lo discutible es el criterio y la manera de selección de esos privados.
En este caso, la incógnita también es trasladable a cómo se define la contratación en eventos como Peperina, Happy Birra o Mionca, donde el Municipio contrata a empresas privadas para la realización, y donde garantiza la limpieza del predio a través de Servicios Públicos, la luz, el lugar, entre otras cuestiones.
La definición sobre los privados que son contratados para las prestaciones, es casi arbitraria, y urge un debate sobre la regulación de este tipo de eventos.
Es bienvenida la discusión sobre la participación que podrían tener organizaciones sin fines de lucro, como asociaciones, cooperativas, fundaciones, entre otras, y aún más bienvenido es el debate sobre las maneras de transparentar todos los eventos, con un sentido democrático y anti monopólico.
LA OPORTUNIDAD POLÍTICA
Por lo bajo, algunos integrantes del gabinete cuestionaron la decisión de “manchar” la fiesta y el momento político.
“Venimos de una fiesta prolija, con una gran convocatoria y en año electoral. ¿A quién le sirve que pongamos en tela de juicio esto en este momento?”, se preguntó un dirigente del oficialismo en diálogo con este medio.
Si bien Saieg ha tenido varios cruces con Omar Allende, la jugada tuvo aprobación directa del intendente Marcos Torres Lima, que habilitó la movida e incluso la bancó en una entrevista en otro medio.
Poner en debate una falencia que por el momento la oposición no estaba tomando, fue un riesgo que en el oficialismo decidieron correr para instalar el debate sobre la concesión de las carpas, y para darle un impulso a las aspiraciones políticas del ex juecista Agustín Saieg.
La riesgosa jugada, genera algunas incógnitas. La primera, es si vale la pena, con el fin de instalar a un funcionario para que “mida”, abrir un debate que puede perjudicar al mismo Municipio.
¿Tiene tantas necesidades el oficialismo, de buscar un posible compañero de fórmula, despertando una polémica en torno a situaciones que el mismo oficialismo no resolvió ya que gobierna desde hace más de una década?
En segundo lugar, otra pregunta que surgió en el seno del oficialismo es si era necesario darle letra a un dirigente experimentado como Omar Allende, que tiene la oportunidad de responder y tener lugar en los medios.
La tercera incógnita es por qué Agustín Saieg habló sólo de un par de carpas en Colectividades y no de otros eventos como los ya mencionados Mionca, Peperina y Happy Birra, donde el Municipio garantiza una base logística clave, y donde un reconocido empresario está vinculado justamente a dos de esos festivales.
Ni hablar de las dudas que surgen dentro de Colectividades, sobre los acuerdos políticos para realizar determinadas declaraciones, o la relación y seguimiento que tiene la Comisión con las colectividades, siendo que este año hay menos carpas y otras optaron por tercerizar el servicio, como el caso de Allende e Italia.
Sólo el Intendente sabrá si vale la pena el riesgo en pos de la causa, lo que sí es certero, es que es indispensable discutir de qué manera se distribuyen las concesiones en absolutamente todos los festivales de Alta Gracia.