En la tarde del miércoles 10 de enero, en consonancia con el «Cacerolazo Cultural» que se desarrollaba en todo el país, en la esquina de ruta 5 y Malvinas Argentinas, a metros del puente peatonal, un centenar de trabajadoras y trabajadores de la cultura del Valle de Paravachasca se congregaron para manifestarse y hacer público el rechazo a la ley ómnibus y el decreto de necesidad y urgencia 70/2023, impulsado por Javier Milei, que entre otros perjuicios, deroga leyes que promueven la actividad artística y cultural.
«No al DNU», «No a la ley ómnibus», «Cordobazo Cultural», «Cultura en emergencia», se podía leer en algunas de las banderas y carteles con las que las y los manifestantes llamaban la atención de automovilistas cuando el semáforo daba el rojo. De fondo, músicas y músicos se hacían escuchar y artistas de la danza, el circo y el teatro intervenían el espacio público con su arte.
En respuesta a la consigna «bocinazo por el culturazo», se advirtió mucha respuesta positiva de quienes pasaban por el lugar. Además, se entregaron stickers para sumar adhesión a la protesta.
En el lugar también se montó una nueva asamblea de un colectivo que se viene conformando en la región para analizar las medidas de ajuste que encara el gobierno nacional y proyectar colectivamente acciones para resistirlas y difundirlas socialmente, en busca de apoyos.
Futuras reuniones irán delineando la manera en que el colectivo cultural de la región será parte del paro general nacional, convocado por la CGT para el 24 de enero, con acompañamiento de las CTA y la UTEP.
Desde adentro
Este Portal recogió la palabra de cuatro de las y los trabajadores de la cultura presentes en la manifestación para indagar en la raíz de este reclamo y en la importancia de sostener las políticas públicas para el sector.
Julieta Reyes es coordinadora de cultura del Refugio Libertad, además de artista del teatro. «El gobierno tira por la borda décadas de un Estado presente y consciente de que la cultura es un derecho para las personas, las infancias, las juventudes y adolescencias, las personas mayores», introdujo.
Reyes aludió a su experiencia personal para dar cuenta de la importancia de las políticas públicas en cultura: «Desde mi lugar de hacedora y habitante de José de La Quintana, he podido desarrollar mi trabajo como artista sin la necesidad de viajar a Córdoba, porque hubo políticas públicas de un Estado que permitieron que se desarrollen proyectos sociocomunitarios y artísticos en la zona. Eso me permitió encontrarme con otras hacedoras y hacedores de otras ramas del arte».
Y hacia adelante, exhortó a otros colegas de las distintas ramas del arte a manifestarse: «Así como los proyectos nos encontraron trabajando en conjunto, esta guillotina que viene con este gobierno, nos debe encontrar organizadas y organizados, en presencia».
Rodrigo Orona, docente y muralista, integrante de la cooperativa indígena Chañar, advirtió que en la ley ómnibus y en el DNU «hay puntos que avasallan la democracia y atentan contra las personas que producen cultura»; atacando no solamente los hechos artísticos, sino también los «subsidios y aportes que hace el Estado para que se puedan desarrollar acciones artísticas en distintos territorios, fomentando autogestión».
Frente a esto, adelantó que «la cultura está en la calle» y «no va a ser fácil llevarse puesto lo que hemos construido en estos 40 años»; en referencia a «una democracia que muchas veces deja mucho que desear, pero que tenemos que sostener y resignificar para nunca retroceder al Estado paramilitar y colonial».
Destacó que con las manifestaciones en todo el país «estamos demostrando que no hay protocolo que nos frene» y que «Argentina no es un país que se queda quieto».
Por su parte, Daniela Martín, doctora en Artes y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, enfatizó el valor que tiene que trabajadoras y trabajadores de la cultura salgan a la calle y se organicen en asambleas y espacios colectivos para expresarse y que el resto de la comunidad pueda saber por qué se está en contra del DNU y la ley ómnibus.
Detalló a propósito de los recortes a la cultura que proponen los proyectos del Gobierno Nacional: «En ambos casos se atenta contra derechos de los trabajadores en casi todos los rubros. En la ley ómnibus, en cultura se propone derogar la ley 24800 del Teatro, a partir de la cual se funda el Instituto Nacional del Teatro, una institución clave para nuestro campo nacional, que no se financia con impuestos de nadie. También quieren derogar la ley que pone en marcha el Fondo Nacional de las Artes, que da fomento a la producción».
Finalmente, Sebastián Cros, músico y docente, señaló que «es importante hacer escuchar la voz de los artistas y los trabajadores de la cultura ante el recorte de derechos que supone la ley ómnibus y el DNU»; y subrayó también la relevancia que cobra en este momento «que la voz de los artistas esté en la calle, apoyando al resto de los trabajadores afectados por el gobierno de Javier Milei».
Producción y fotos: Ludmila Rosetti y Quimey Bareiro




