El economista Agustín Mario tuvo a cargo una investigación del Centro de Estudios de Ciudad de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que, utilizando como insumo la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, determinó que durante el gobierno nacional de Mauricio Macri, la cantidad de personas desocupadas y subocupadas ascendió a 5,7 millones. En una entrevista con Radio Tortuga 92.9, analizó que «el deterioro de la calidad sólo puede ir de la mano del deterioro de la cantidad» del trabajo.
«Hay un panorama sombrío», introdujo Agustín Mario su análisis, adjetivando con preocupación el presente del mercado laboral en la Argentina. «Tenemos un problema de volumen y cantidad de empleo y, vinculado, de deterioro de calidad de los empleos que tenemos», sintetizó. Y completó, que «más de las tres cuartas partes de los ingresos de los hogares, provienen del mundo del trabajo», por lo que las familias «que sufren los ingresos laborales, sufren las condiciones de vida en todos los hogares».
Según este estudio, la desocupación creció un tres por ciento entre el primer trimestre de 2015 y el primer trimestre de 2019, llegando al 10,1; mientras la subocupación trepó del 7,6 al 11,8. En cantidad, implica dos millones y medio de personas desocupadas más y tres millones más de personas subocupadas.
Agustín Mario advierte que incluso puede haber una subestimación del índice, que podría ser más grave. «La tasa de desempleo mide la cantidad de personas desocupadas sobre personas activas, que tiene trabajo o lo busca activamente. Un ocupado es una persona que pudo haber trabajado la semana anterior, tanto en un trabajo formal como si subió a un colectivo a vender un producto», explica el economista.
Asimismo, señala que «cualquier problema del mundo del trabajo es más agudo entre los jóvenes» y que estos índices deben ser considerados para pensar las políticas públicas.
«El deterioro de la calidad sólo puede ir de la mano del deterioro de la cantidad (de trabajo). Cuando hay menos trabajo, los trabajadores tienen menos posibilidades de mejorar sus condiciones. En estos últimos años, hay una tendencia de deterioro de cantidad y calidad del trabajo. Es una política de disciplinamiento de la clase trabajadora en términos generales», postula, analizando que frente a la caída de la oferta laboral, cada trabajador se aferra a su oportunidad y llega a resignar su aspiración para mejorar sus condiciones.
Respecto a la responsabilidad de las autoridades institucionales en este escenario, Agustín Mario sentencia que «el nivel de empleo depende en buena medida de las políticas macroeconómicas de los gobiernos» y que «allí hay que buscar la respuesta a estos empeoramientos». Desarrolla que «el empleo crece cuando hay crecimiento económico» y que «en Argentina, la economía se está achicando para repartir entre menos personas».
Cuestiona que en el gobierno de Mauricio Macri hay un «problema de diagnóstico», porque la manera en que pretende responder a la crisis en materia laboral es «retrayendo aún más el gasto público y achicando el Estado, esperando que eso de manera mágica va a generar incentivos en el sector privado para el incremento de las contrataciones». Y concluye lapidario: «Vemos todo lo contrario, tenemos menos demanda».
Finalmente, Agustín Mario sentencia que esta crisis de cantidad y calidad del empleo contribuye a una mayor desigualdad: «Cuando uno divide la población en diez partes iguales, lo que se ve, tanto en ingresos per cápita como en salarios de los trabajadores, es que los ingresos que menos crecieron entre 2015 y 2019 fueron los del diez por ciento más pobre y los que más crecieron fueron los del diez por ciento más rico. Es ni más ni menos que un empeoramiento en la desigualdad».