Condenaron a Díaz por el asesinato del cura Cortés

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La Cámara del Crimen de 11° Nominación de Córdoba presidido por Graciela Bordoy, condenó a Edgar «Pinguchi» Díaz a prisión perpetua. La clave según la querella, fue «demostrar que Díaz estuvo en el lugar del hecho y que el asesinato fue premeditado».

Un jurado popular de 11 miembros condenó por unanimidad a prisión perpetua a Edgar Díaz por homicidio criminis causa, durante la tarde del miércoles 9. Fue por considerarlo autor del asesinato del padre Luis Cortés. Asimismo se dieron tres años de prisión a Fabio Barros por encubrimiento agravado y por estelionato en grado de tentativa.

El hecho ocurrió en agosto de 2015, cuando tras un robo, el cura fue asesinado y posteriormente su casa fue incendiada. «Pinguchi» fue detenido luego de haber vendido elementos que eran de Cortés y que fueron secuestrados a Barros, quien involucró a Díaz y que a su vez habría intentado vender dichos elementos.

De esta manera, la querella aseguró que «Pinguchi» estuvo en la escena del crimen ya que reconoció como propios tres elementos fundamentales.

«Se ha hecho justicia por el asesinato de Cortés. Creo que se ha hecho justicia para los familiares y para los vecinos de Alta Gracia que vivimos una sensación de inseguridad e incertidumbre durante este caso», declaró Daniel Villar, abogado querellante de la causa, quien habló con este medio sobre los elementos claves del caso.

Claves

Según indicó el abogado Daniel Villar, Díaz admitió haber cometido el delito a cuatro personas, de las cuales dos de los relatos fueron claves.

Al mismo tiempo, según la determinación judicial, Díaz habría participado del asesinato al admitir que eran suyos un par de zapatillas, una cinta de embalar y un celular que era propiedad de Cortés.

En este sentido, el rostro del cura presentaba las marcas de unas zapatillas que coincidían con las que «Pinguchi» admitió que eran suyas. También se demostró que la cinta de embalar habría sido la misma con la que se maniató al cura. Esto, según la querella, demuestra que Díaz estuvo en el lugar del hecho.

Siguiendo esta línea, Villar expuso que estos hechos además indican que el asesinato fue premeditado y que no se dio en ocasión de robo, lo que vale que sea caratulado como «homicidio criminis causa».

Estrategia

Hacia el final del proceso judicial, Díaz involucró a su padre. En este sentido declaró que él le había entregado los elementos robados a Cortés, sin embargo nunca lo involucró en el asesinato.

Pese a ello, el padre de «Pinguchi» no fue encontrado como participante del hecho y las condenas recayeron sobre Edgar Díaz y Fabio Barros.

Pinguchi Diaz

 

 

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