Durante la tarde del sábado 4 de septiembre se presentó en la biblioteca Flavio Arnal Ponti de Anisacate, el libro “Monte Madre” de Jorge Miceli, que narra la historia de la pareja de Irmina Kleiner y Remo Venica, quienes entre 1975 y 1979, como militantes del Movimiento Rural de Acción Católica y las Ligas Agrarias, resistieron en el monte chaqueño la persecución del terrorismo de Estado; sobrevivieron, se exiliaron en España y a su vuelta y hasta la actualidad, vuelcan su historia de militancia y su compromiso con la tierra a través de la producción agroecológica.





La actividad, con la ayuda de una trama tecnológica propia de estos tiempos de necesaria virtualidad, permitió que a través de una plataforma virtual, en el patio de la Biblioteca Popular Flavio Arnal Ponti de Anisacate, Jorge Miceli compartiera la charla con una treintena de vecinas y vecinos del Valle de Paravachasca, al aire libre y con el sol de siesta templando la jornada. Del otro lado de las pantallas, en tanto, Irmina y Remo participaron desde Reconquista, en el norte de la Provincia de Santa Fe, y otra treintena de participantes se sumó desde sus hogares con sus cámaras, sus micrófonos y sus teclados.
La iniciativa fue organizada por el Nodo Paravachasca de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba y contó con la asistencia técnica de la Radio Local Paravachasca; la participación de Adrián Camerano y Mercedes Ferrero del Refugio Libertad, que recupera las tierras del Ex Grupo de Artillería 141 de José de La Quintana para una producción sustentable y popular; y fue presentada y moderada por Pablo Rodríguez, periodista de la Radio Tortuga 92.9 y militante del Colectivo Paravachasca por la Memoria.
En la charla, Miceli dio cuenta de la manera en que conoció a Irmina y Remo y subrayó la importancia de dar a conocer, a través del libro “Monte Madre”, sus historias militantes de los años ’60 y ’70 como parte de un colectivo que en toda Latinoamérica cuestionaba los modelos productivos concentrados, que sobreexplotaban a las trabajadoras y trabajadores, violando derechos laborales e imponiendo una lógica oligárquica. Como contrapartida, las experiencias de formación popular que protagonizaron, entre otros, Irmina y Remo, dentro de la red de grupos rurales de todo el país, permitió un proceso de toma de conciencia campo adentro respecto del necesario reparto de la tierra.
Irmina y Remo sobrevivieron al acecho de la represión, ocultos en el monte chaqueño, rodeados por cerca de 500 policías y el Ejército; y conectados con el “afuera” a través de un encriptado sistema de comunicación. Fue el mismo monte quien los cobijó, con su espesura natural y con la solidaridad de quienes lo habitaban regularmente: los pequeños campesinos, los hacheros y los pueblos originarios. Allí, Irmina y Remo tuvieron a sus dos hijos, quienes sobrevivieron, como ellos, a la represión.
Al momento de tomar la palabra, los mismos Irmina y Remo, nacidos en 1953 y 1947 respectivamente, recordaron aquellos días en los que entraron en comunión con esa naturaleza intensa del noreste argentino, que supo contenerles cual si fuera una madre que abraza y protegerles del asedio de quienes propagaron la persecución, sabiendo que matarles serviría de escarmiento para quienes confiaran en el ejemplo de los movimientos rurales, y que por lo contrario, la supervivencia de los fugitivos, irradiaría la esperanza de la resistencia. Irmina puso el acento también en la manera en que hacia adentro de los movimientos rurales de la época se ponían en debate las cuestiones de género y cómo se logró una participación equitativa entre hombres y mujeres.
Más de cuatro décadas después, Irmina y Remo viven en Reconquista, en el norte de la Provincia de Santa Fe, y sostienen un proyecto agroecológico, al que enmarcan dentro de un movimiento global por una producción sustentable, que genere alimentos para todos los habitantes del mundo. En sus intervenciones, ligan la experiencia presente con aquella de los encendidos años ’70, humildemente dicen sentirse orgullosos de que hay muchas personas en la actualidad que manejan y comparten saberes mucho más avanzados de los que ellos conocen; y sin vacilar ni utilizar eufemismos, retomando las consignas de sus años de resistencia a las dictaduras, abogan por la recuperación de las tierras apropiadas por la oligarquía en nuestro país.
Terminada la primera intervención de Jorge Miceli y de Irmina y Remo, fueron invitados a compartir la palabra, Camerano y Ferrero, quienes dieron cuenta de la experiencia del “Refugio Libertad”, que funciona en el recuperado ex Grupo de Artillería 141 de José de La Quintana, señalado como ex centro clandestino de detención y probable sitio de fusilamientos y enterramientos clandestinos durante la última dictadura. En la actualidad, el “Refugio Libertad” conjuga defensa de los Derechos Humanos con producción sustentable y popular de sus tierras, con pobladores de los pueblos de alrededor. Ferrero dirá que se trata de un proyecto de vida que habita este lugar donde se supo imponer la muerte.
Durante cerca de dos horas, la charla derivó entre estos conceptos, en un intercambio emotivo en el que tanto quienes presencialmente asistieron a la actividad en el patio de la Biblioteca Popular Flavio Arnal Ponti, en Anisacate, como quienes lo hicieron desde lugares tan distantes como el Valle de Calamuchita; Rosario, Santa Fe; y Gualeguaychú, Entre Ríos; pudieron abrazar el testimonio de Jorge Miceli e Irmina y Remo con sensaciones personales, el recuerdo de quienes militaron en los ’60 y ’70 y también las acciones que en el presente, recuperan la mirada del ruralismo rebelde de hace cuatro décadas para resignificar el debate sobre un campo que tome distancia de la concentración de la riqueza y pueda ser habitado en pos de una patria más justa y soberana.
Quedaron ejemplares de «Monte Madre» en la Biblioteca Flavio Arnal Ponti para vender. Miceli subrayó en algún momento de la charla la importancia de que no sólo este libro, sino todos aquellos que recuperan las vidas militantes de quienes fueron silenciados por el poder, circulen para que sus testimonios no sólo den cuenta de sus historias, sino que colaboren con poder interpretar los desafíos del presente.