La danza contemporánea en su expresión máxima

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La danza contemporánea tuvo su máxima expresión en Alta Gracia. El viernes 10, sábado 11 y el domingo 12 de noviembre se realizó la segunda edición del Ocupar, Festival Periférico de Danza. Las plazas y espacios públicos de la ciudad fueron el escenario de quince obras locales y de otras ciudades, además de talleres y una muestra visual.

Las sillas orientadas hacia el Tajamar, flanqueadas por el reloj público, atraían la mirada de transeúntes variados. Estudiantes, vecinos que hacían algún trámite, personas que venían del cajero, familias de compras y por supuesto algunos turistas. Ese ir y venir, propio de un viernes al atardecer, lentamente comenzaba a convertirse en público.

Se mezclaban el sonido del tránsito y el beat de una competencia de freestyle, con la música que amenizaba el escenario donde estaba por comenzar la primera jornada del evento. Les integrantes del Grupo Garabato, impulsores y organizadores, junto a un gran equipo, de la segunda edición de este festival, tenían todo dispuesto.  

La emoción de plasmar el arduo trabajo de muchos meses, se les notaba en las miradas y en las generosas sonrisas que les iluminaban. Por fin llegaba el ansiado momento de dar la bienvenida al público. De presentarse, de contar que la danza contemporánea estaría al alcance de todos, de todas, durante tres días en calles más céntricas de Alta Gracia.

La danza sea quizás el lenguaje artístico, al que menos decodificamos, sobre todo a la contemporánea, que muchas veces carga con el prejuicio de ser un lenguaje para “entendidos”. Sin embargo, el espíritu del Ocupar dio por tierra con esa afirmación, en el comienzo mismo de la primera jornada.

Gema Company, escuela de danza local, abrió el primer día. Presentaron tres números a lo largo de la noche y en cada uno, les integrantes del grupo, mostraron un ajustado trabajo en el escenario. Arengados por el público, entregaron un show electrizante, a puro hip hop.

Luego fue el turno de Mariana Aguilar Calvo, en cuyos movimientos, se podían entrever los hilos sutiles que unen a la danza contemporánea con la poesía. Más tarde, tomó el escenario el bailarín y equilibrista local, Federico Ávila, quien interpretó su unipersonal “Se ha detectado una amenaza”. Espectáculo con un mensaje político y directo, y que quizás haya sido, el punto más alto en la primera noche del festival.

En tiempos donde la incertidumbre política, la violencia sorda desplegada por una crisis que se sostiene en el tiempo, llevar adelante un festival de danza en forma autogestiva es una proeza singular. Estas apuestas solo pueden concretarse, además de la pasión de les Garabatos, con la participación activa de la comunidad y el apoyo del Estado.

La segunda jornada intervino la explanada del Museo Nacional de la Estancia Jesuítica. Con una grilla más cargada, que va de los unipersonales a las propuestas grupales, los feriantes y turistas que pasean por Plaza Solares son atraídos por los cuerpos en movimiento.

Con “Al Cuerpo Con Amor”, La Indómita Danza Orquesta buscó en la danza mostrar el modo en que las violencias solo pueden ser vencidas con el amor como herramienta. Luego la compañía Entropía presentó “Potencia”, una plataforma para que la improvisación construya un diálogo entre el movimiento, lo visual y lo sonoro.

Frente a lo novedoso del espacio público intervenido por la danza, el público se acerca, mira primero un poco alejado, luego se acerca y participa. Son los niños, que carentes de prejuicios, los que acompañan a bailarinas y bailarines, copian sus movimientos, bailan, juegan y en el juego crean una obra paralela.

María llega al escenario para dejar un mensaje, pero algo se lo impide, como poseída comparte su insólita transformación. El humor también encontró sus formas dentro del festival, en “Convulsión Bailable”, una obra de la Compañía Parpadeo.

Multitudinaria, la segunda jornada del Festival Ocupar, iluminó y puso en movimiento la noche altagraciense, una disrupción poco habitual que el público agradeció con dedicada atención.

El último día del Ocupar tuvo dos momentos y se desplegó en dos lugares distintos. Al atardecer, la primera fue una programación en conjunto con Noviembre Diverso, colectivo cultural disidente, en la explanada del Museo de La Estancia Jesuítica. Allí el Elenco Municipal de Río Tercero, presentó “Regocijo”, una obra vistosa e hipnótica, donde los cuerpos improvisaron el pasaje de lo estático al desplazamiento, para volver al reposo.

El cierre de este primer momento estuvo a cargo de la banda cordobesa Barrio Limbo, agrupación que mezcla diferentes géneros musicales, identidades y corporalidades.

Luego cuando el sol dio pasó a la noche el cierre del festival se trasladó a Cañito Cultural. Allí Tania Toledo, con su mirada acertada y sensible, estrenó “Estar Acá”, una muestra audio visual donde el cuerpo y el territorio que habita, son los protagonistas.

El acto que dio cierre definitivo a la segunda edición del Festival Ocupar fue la obra “De Cuir”, dirigida e interpretada por Exequiel Ramos. Un recorrido en el que su protagonista busca las respuestas a las preguntas más profundas que le impone su propia existencia.

A lo largo de todo el fin de semana, las plazas y explanadas, y los vecinos que habitan el espacio público de la Ciudad, fueron ocupados, sorprendidos y atravesados por la danza en sus formas más diversas.

La segunda edición del Ocupar, Festival Periférico de Danza Contemporánea, fue una muestra contundente del diálogo amoroso entre un hecho artístico y un público que se dejó sorprender por la magia de la danza.

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