El sábado 23 de noviembre, la cuarta Marcha del Orgullo de Alta Gracia, se movilizó por el centro de la ciudad, con su habitual colorido y un pliego de reclamos por igualdad de derechos y oportunidades para la comunidad LGBTTTIQ+, que se alineaban con su principal consigna: «Sin Estado no hay derechos y sin derechos no hay orgullo».
La iniciativa por los derechos de las personas lesbianas, gays, trans, travestis, transexuales, intersex, queer fue convocada por Estación Queer, que en las semanas previas sostuvo un ciclo de actividades culturales en Villa Roma, Cañito Cultural y el Cineclub Casero, a través de las cuales amplificó los debates.
Frente a la maniquea desconfianza que suele derivar del prejuicio de género, que se pregunta retóricamente «¿para qué marchan? ¿orgullo de qué?»; el documento leído al final de la marcha sintetizó el sentido de tan trascendente manifestación: «Cuando hablamos de Orgullo, hablamos de nuestra lucha histórica y de la conquista de nuestros derechos. Actualmente, el Gobierno Nacional lleva adelante una política de ajuste y se empeña en hacer “recortes” en el Estado como si de podar maleza se tratase, medidas que presentan como justificadas o necesarias, pero que en la práctica, se traducen en eliminación de derechos, ergo, en un atraso político y social que va en contra del bienestar de la población».
Más que glitter
La concentración inicial de la Marcha del Orgullo de Alta Gracia fue en el Mástil de la Diversidad, ubicado sobre el Pasaje Falucho, a la vera del canal, entre San Juan Bosco y Avenida del Libertador.
Allí, durante la tarde, se preparó con globos de colores la camioneta que ofició de vector de la actividad, desde donde se amplificó la música de la marcha; y las personas participantes prepararon sus coloridos vestuarios y maquillajes, habituales en estas movilizaciones.
Cerca de las 19.15 partió la marcha propiamente dicha, que contó con una notable participación juvenil y de familias.
Subiendo por la Avenida Belgrano, la marcha avanzó con un tono festivo, que alternó con algunas pausas, en las que se amplificaron las principales demandas y consignas.
El cierre fue en la explanada del Museo de la Estancia Jesuítica, donde el equipo de Salud Sexual Integral de la Municipalidad repartió preservativos y folletos preventivos, y realizó testeos gratuitos.
Además, sobre el escenario y tras leerse un documento único elaborado por la organización convocante, la banda de cumbia Sukumba puso a bailar a todas las personas presentes.
Las consignas de este año fueron las siguientes:
● Una Ley Integral Trans que garantice el derecho de acceso a la salud, a la educación, al trabajo y a una vida libre de violencia para todas las personas trans.
● Una Ley Antidiscriminatoria que proteja frente a cualquier discriminación por identidad de género, orientación sexual, raza, etnia y religión.
● Derechos Laborales para lxs trabajadores sexuales que regulen las condiciones de trabajo y protejan a quienes lo ejercen.
● Basta de discursos de odio que generan crímenes de odio.
● Justicia por Andrea, Pamela y Roxana. ¡Fue lesbicidio!
Documento único:
Este año nos encuentra otra vez en las calles celebrando el orgullo de nuestras identidades y exigiendo los derechos que nos faltan.
Cada año marchamos bajo consignas de inclusión y antidiscriminatorias, pero la situación este 2024 es un tanto particular. Estamos acá, bajo el lema de “sin estado no hay derechos, sin derechos no hay orgullo” no por un solo juego de palabras. Cuando hablamos de Orgullo, hablamos de nuestra lucha histórica y de la conquista de nuestros derechos. Actualmente, el Gobierno Nacional lleva adelante una política de ajuste y se empeña en hacer “recortes” en el Estado como si de podar maleza se tratase, medidas que presentan como justificadas o necesarias, pero que en la práctica, se traducen en eliminación de derechos, ergo, en un atraso político y social que va en contra del bienestar de la población.
La eliminación del INADI, los discursos ignorantes y homo-odiantes por parte de figuras públicas y referentes políticos, crean un aval para la proliferación de discursos de odio dirigidos a nuestra comunidad. Discursos violentos que ponen en riesgo otra vez, y hoy más que ayer, nuestra seguridad y nuestra integridad física y mental. Una sociedad que nunca dejó del todo de lado la homofobia, hoy se encuentra reivindicándola con una aparato político que la respalda.
El Triple Lesbicidio de Barracas, que se cobró la vida de Andrea, Pamela y Roxana y ultrajó para siempre la vida de Sofía, es el ejemplo más reciente del resultado de los discursos de odio.
Los recortes en salud pública nos dejan con campañas de prevención, insumos y programas insuficientes. El presupuesto 2025 planea hacer un recorte de tratamientos para personas con VIH. Esto significa que personas ya contempladas por la salud pública se quedarán sin su medicación, que no habrá tratamiento para los diagnósticos futuros y todo esto sin siquiera contemplar a las personas que podrían pasar a depender del sistema público por la crisis económica actual.
Los ataques directos a la Educación Sexual Integral, llamándola tendenciosamente “ideología de género” y tergiversando su práctica en escuelas, nos aleja cada día más de un posible futuro realmente inclusivo y respetuoso, donde las infancias y adolescencias puedan tener un espacio seguro en el cual se sientan acompañades para vivir su identidad y sexualidad sin violencias.
Este año marchamos para exigir:
● Una Ley Integral Trans que garantice el derecho de acceso a la salud, a la educación, al trabajo, y a una vida libre de violencia para todas las personas trans.
La comunidad travesti trans sufre de exclusión social históricamente. Expulsades de sus propios hogares a edad temprana, muches no logran terminar sus estudios. Y si bien a veces es una opción, otras veces, el trabajo sexual es la única salida laboral posible. Es fundamental que luchemos por una sociedad en la que exista una igualdad de oportunidades y la comunidad travesti trans sea dueña de su futuro, que pueda acceder a la plenitud de sus derechos y tengamos travas maestras, travas doctoras, travos premios Nobel. Además es necesario reconocer a las personas trans mayores de 40 con una reparación histórica.
La verdadera inclusión llegará cuando nuestra identidad no condene nuestras posibilidades en la sociedad.
● Una Ley Antidiscriminatoria que proteja frente a cualquier discriminación por identidad de género, orientación sexual, raza, etnia y religión.
La Ley N° 23.592 contra actos discriminatorios que rige actualmente a nivel nacional fue promulgada en 1988 y, a pesar de los varios proyectos presentados a lo largo de los años para su modificación, no incluye en su descripción los actos discriminatorios llevados a cabo por identidad de género y orientación sexual.
● Derechos Laborales para lxs trabajadores sexuales que regulen las condiciones de trabajo y protejan a quienes lo ejercen.
No hay que confundir trabajo sexual con trata de personas. No es lo mismo. El trabajo sexual se refiere al intercambio de servicios sexuales a cambio de una remuneración que ocurre entre personas adultas y con consentimiento mutuo. La trata de personas es un crimen y una red de mafias que debe ser desmantelada.
Es necesario regularizar la situación laboral de les trabajadores sexuales para poder sacar esta profesión de la marginalidad y de la estigmatización en la que se encuentra y salir de la peligrosidad que ello conlleva.
Queremos a nuestres putes protegides, en condiciones dignas de trabajo y fuera de la clandestinidad que muchas veces mata.
Acabemos con la hipocresía de la sociedad que hace uso y desuso de les trabajadoras sexuales y luego les niega sus derechos básicos del empleo registrado como el acceso a una jubilación y a la salud.
● Basta de discursos de odio que generan crímenes de odio.
Los discursos de patologización de la homosexualidad, los discursos de odio contra personas trans, no binarias y lgbt+ en televisión y redes sociales de referentes políticos, periodistas y entrevistados sin ningún tipo de tapujo no son solo palabras inocentes. Son palabras que quedan resonando y que cobran fuerza con el tiempo de la mano de la desinformación y de la agresión en redes sociales.
Como resultado a esos hechos, hoy nos seguimos preguntando ¿dónde está Tehuel? y exigimos justicia por Andrea, Pamela y Roxana.
● Exigimos la adhesión provincial a la Ley de Cupo Laboral Trans (Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero “Diana Sacayán – Lohana Berkins”). También pedimos por la reincorporación de todes les trabajadores despedides del Estado Nacional, quienes fueron parte del escaso número de personas que efectivamente ingresaron a un
puesto de trabajo en el sector público por medio del Cupo.
Partiendo de lo anterior, llegamos a la conclusión de que es necesario forjar alianzas para poder acompañarnos y defender nuestros derechos, salir a la calle, poner el cuerpo, dar la batalla y resistir en el plano físico y no solo en el virtual. Romper con el individualismo y
proteger nuestras existencias y nuestros futuros en conjunto.
Desde Estación Queer queremos ofrecer este espacio de visibilización para acompañar a las disidencias de todas las edades que se encuentren afectadas por la excluyente realidad actual.
Producción periodística y fotos: Quimey Bareiro