
Hace una década, Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano y el décimo del mundo en tener una Ley de Matrimonio Igualitario. Un acalorado debate en las dos cámaras del Congreso, tras exhaustivas jornadas de discusión en todo el país; una fundamentación trabajada durante años por las organizaciones de diversidad; y una voluntad política en favor de la conquista de derechos postergados; devino en esta aprobación señera, que abrió la puerta a la Ley de Identidad de Género.
La larga noche del 15 de julio de 2010, miles de personas sobrevivieron al frío porteño, resguardándose en banderas multicolores en las afueras del Congreso, donde el Senado tenía en sus manos la posibilidad de poner fin a una de las tantas situaciones de desigualdad que todavía se sostenía en la Argentina. El proyecto ya contaba con media sanción de Diputados.
Los pasos previos
Como antecedentes directos de esta aprobación, desde 2002 la Ciudad de Buenos Aires contaba con una Ley de Unión Civil, que había sido presentada por la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y que la posicionaba como la primera ciudad de América Latina en lograr esta conquista.
Asimismo, la presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT), María Rachid, sentó otro precedente importante cuando en 2007 elevó un amparo a la Justicia, denunciando que no se le permitía casarse con su pareja, Claudia Castro; y meses después, el reclamo tomaría mayor visibilización cuando miembros de la CHA contrajeron matrimonio en España, visibilizando la imposibilidad de hacerlo en la Argentina.
Finalmente, el 28 de diciembre de 2009, en Ushuaia, Alex Freyre y José María Di Bello pudieron casarse, convirtiéndose en la primera pareja del país en contraer matrimonio igualitario. Esto se logró a partir de un decreto emitido por la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, acatando el fallo de inconstitucionalidad de dos artículos del Código Civil que, semanas atrás, había dictado la jueza de la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Seijas. La pareja pretendía llevar adelante la ceremonia en la misma capital del país el 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, pero como antes y después de la Ley de Matrimonio Igualitario, la Iglesia Católica se interpuso, generando una innecesaria postergación.
Diez matrimonios igualitarios se llevaron adelante por esta vía mientras el Congreso debatía la Ley. Diez años después, se analiza que la importancia de la Ley de Matrimonio Igualitario reside en que significó el reconocimiento de que su impedimento representaba la constitución de una desigualdad por parte del mismo Estado.
El largo camino de la Ley
El debate legislativo por la Ley de Matrimonio Igualitario tomó impulso a partir de 2007, a partir de una campaña de la FALGBT que fue tomada para constituir sendos proyectos de Ley por parte, primero, del diputado socialista Eduardo Di Pollina, y más tarde, por la senadora Nacional Vilma Ibarra. Se trató de un debate transversal en el que, excepto aquellos bloques parlamentarios más conservadores, el resto tuvo en sus filas posiciones encontradas.
La madrugada del 5 de mayo de 2010, se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de Ley que modificaba el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. El resultado era muy alentador, pensando en el Senado: 126 votos a favor, 110 en contra y cuatro abstenciones.
Un intento de la senadora Liliana Negre de Alonso de dilatar el debate y debilitarlo, acabó fortaleciéndolo. La edil sanluisense propició audiencias públicas a lo largo y a lo ancho del país, en las que atacó de manera encendida a la propuesta. Se emitieron tres dictámenes: uno mayoritario por el rechazo al matrimonio igualitario, uno minoritario por su aprobación y un tercero que proponía un régimen de Unión Civil, distinto del matrimonio, que finalmente fue impugnado.
El debate final por la aprobación dio inicio el 14 de julio en el Senado de la Nación, en horas del mediodía. Afuera del Congreso, organizaciones de las diversidades y partidos políticos de izquierda y centro izquierda se concentraban para esperar la noticia, con un festival en el que tocaron, entre otros, Javier Malosetti y Kevin Johansen.
La jornada se hizo larga y alrededor de las cuatro de la madrugada del 15 de julio, finalmente, con 33 votos a favor, 27 en contra y tres abstenciones, la Ley Civil de Matrimonio Igualitario se volvió realidad. En rigor, la Ley 26618 modificaba artículos del Código Civil, reemplazando en su texto la definición del matrimonio como un acto entre hombre y mujer, para habilitarlo entre “contrayentes”.
En materia de igualdad de Derechos y Oportunidades en materia de género, Argentina, con la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario sentó un precedente internacional, abrió la puerta para que nuevas conquistas se pudieran alcanzar en el país y motivó que el debate por las Identidades y los Derechos ganara la calle y las instituciones, contagiando a las nuevas generaciones que en la actualidad resignifican estas luchas.
FOTO: Prensa Honorable Senado de la Nación Argentina