Por Irene Cuevas (*). Las estadísticas indican que son las madres quienes asumen en soledad la responsabilidad de los cuidados de las personas con discapacidad, con consecuencias negativas sobre sus vidas y las de sus hijxs. En los últimos días se conoció la noticia de una mujer de 82 años que atentó contra la vida de su hijo de 52 con discapacidad, en la provincia de Mendoza, al no sentirse capaz de continuar cuidándolo debido a su avanzada edad. Meses atrás, una situación similar causó conmoción en nuestra ciudad.
Ambos casos ponen de manifiesto las complejas realidades que enfrentan las familias a cargo del cuidado de personas con discapacidad (PCD), principalmente cuando la responsabilidad del cuidado recae exclusivamente sobre las madres. Estas situaciones se agravan cuando las cuidadoras y las PCD que cuidan, se hacen mayores.
Estos hechos nos invitan a reflexionar sobre lo que sucede al interior de los hogares en relación a las tareas de cuidado y asistencia de las PCD, cómo afectan las dinámicas familiares, cómo interfieren en la autonomía y la independencia económica, tanto de quienes cuidan como sobre la propia PCD, y por qué estas tareas recaen principalmente sobre las mujeres.
También es fundamental preguntarse por el rol que cumplen las políticas públicas y la importancia de la presencia de las instituciones estatales, así como de las redes de contención y acompañamiento comunitario, que son fundamentales y requieren de la intervención comprometida del Estado.
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Foto: Alazaart