En diálogo con Radio Tortuga 102.7, Mario Borio, vecino de la ciudad rechazó la condena de Edgar «Pinguchi» Díaz por el crimen del cura Luis Cortés. Insistió en que «no se investigó nada» y contó el momento en que el Eter lo buscó en su local comercial donde trabajaba el único señalado por el asesinato del párroco local. Recordó además la «persecución» que soportó de Diaz de forma continua por «portación de figura».
Tras conocerse la sentencia a Edgar Diaz, Mario Borio, vecino de la ciudad y conocido del acusado por la Justicia, descartó que «Pinguchi» sea el culpable: «Le creo que no fue él». «Me extraña mucho que me digan que fue Andrés Díaz, no creo que haya sido el padre, pero con más convicción digo que no fue «Pinguchi», precisó Borio y enfatizó: «Él dice que fueron tres y que su vida está en peligro, que tuvo que aceptar echarse la culpa él».
Detención
«Cuando lo vinieron a buscar a Edgar -comenzó relatando Borio-, había mas de 30 policías vestidos como para ir a Irak y algunos estaban de civil. Yo insistí para que me muestren una orden de allanamiento y ellos andaban con un papel en la mano». Fue el 3 de septiembre del 2015 cuando Diaz fue detenido en cercanías del domicilio de Mario Borio, con quién trabajaba.
En ese momento, lamentamos «el esfuerzo que estábamos haciendo, principalmente Edgar, para poder ser un tipo común y corriente, que vaya a la escuela y trabaje, tenga un lugar donde dormir y no lo haga en la entrada de alguno de los locales céntricos de Alta Gracia como ya lo había hecho anteriormente».
Charla con Drazile
Durante la detención de Diaz, Borio contó que cruzó algunas palabras con el Fiscal de la causa, Emilio Drazile quien le dijo «que Edgar ya había confesado todo». ‘Mire señor Borio, no hable así porque hasta lo pueden llegar a culpar de encubrimiento», le habría dicho Drazile ante la insistencia de Borio para que le muestren la orden de allanamiento.
«Drazile me dijo el padre nos avisó que había sido él (por Edgar) el que asesinó al cura», señaló Borio y agregó: «Cuando se lo llevaban, Drazile le dijo a unas personas que estaban de civil: ‘esto va directo para Homicidio Criminis Causa'». «Estaba decidido en ese momento que iba a ser esa la condena», enfatizó Borio.
Visita a Bouwer
«Perdóneme porque le falle», fue lo que ‘Pinguchi’ le expresó a Borio antes de que se lo llevaran. «Pasaron 10 días, yo lo fui a visitar a Bouwer y allí me dio la versión de que había sido él sólo. (…) Yo le dije que no le creía, pero Edgar mantuvo esa versión al menos cinco meses hasta que me dijo que no había sido él, que habían sido tres personas y que por mi seguridad no me iba a decir quienes eran y que no sabía si las iba a denunciar», agregó.
«Hay cosas que no cierran»
Así lo estimo Borio en relación a la investigación del hecho. «No se investigó absolutamente nada, a él lo condenaron por lo que yo dije y por lo que dijo el padre, exclusivamente, no hay una sola prueba en el lugar, ni tampoco se hizo reconstrucción del hecho», destacó.
En tanto, respecto la marca de una zapatilla en el rostro de Cortés que supuestamente pertenecían a Diaz, Borio enfatizó que «alguien fue y le plantó la zapatilla en el rostro del Padre Luis». «Si lo mataron y luego luego prendieron fuego, no se pudieron haber quedado el tiempo que tarda en producirse el hollín, como para dejar la marca de la zapatilla, por la toxicidad del humo que había adentro de la casa», resaltó.
En la misma dirección, Borio recriminó que «tuvo una defensa horrorosa». «No pidió nada, ni autopsia, ni reconstrucción del hecho, no se investigó absolutamente nada y el abogado aceptó esa situación», añadió.
«Persecuciones permanentes»
Según relató Borio, «por portación de figura a Edgar lo volvieron loco toda la vida» y anteriormente «ya lo habían culpado de varias cosas como el robo a tribunales donde desaparecieron unos papeles del caso Alós».
«Para él haber estudiado y llegado hasta cuarto año de la secundaria fue un esfuerzo enorme, entre palos y persecuciones permanentes», contó el vecino y agregó: «Le decían que la única forma de vivir en paz que iba a tener era yéndose de Alta Gracia».
«Su vida fue una injusticia extrema»
«Edgar padeció leucemia hasta los 12 años, donde ya era conocido por sus problemas familiares, el padre estaba detenido y la madre no estaba en la casa», contó Borio y agregó: «A los 13 empezó a reaccionar violentamente con hechos en contra de esa injusticia de toda la vida, robaba para poder comer él y sus hermanos».
En este sentido, «el jurado es una forma de linchamiento como los espontáneos que surgen cuando hay un hecho de robo, que agarran y lo matan al ladrón», concluyó el vecino.