En diálogo con «Que No Se Te Escape», el abogado Darío Ávila, que patrocina a vecinas y vecinos que demandan la apertura de las acequias históricas de Villa La Bolsa, brindó detalles sobre el avance de la acción colectiva ambiental que tiene en sus manos la Justicia y pretende una recomposición ambiental con mantenimiento adecuado de este patrimonio natural y cultural de la región.
«Lo que hemos hecho fue presentar a la Justicia de la provincia una acción colectiva ambiental, a partir de una iniciativa de un grupo de vecinos y vecinas de Villa La Bolsa, muchos de ellos nucleados en la asamblea ciudadana ‘Unidos por Nuestras Acequias'», recordó Darío Ávila, haciendo referencia a una medida comunitaria que respondió a la decisión que hubo tomado la APRHI (Administración Provincial de Recursos Hídricos) de cerrar la última bocatoma que había en la localidad y que implicó el cierre de la acequia «El Descanso», que era la última que estaba en funcionamiento.
Derecho de naturaleza colectiva
Reconoce Darío Ávila que «esta causa, que tiene su origen en un conflicto de naturaleza socioambiental, no escapa a las complejidades», al considerar que hay un puñado de vecinos que recurrieron a la APRHI, aduciendo que la presencia de las acequias les generaba daños estructurales en sus viviendas.
Indica el abogado que frente a ese reclamo que se asienta en un derecho de naturaleza individual, como es el de la propiedad, «hay derechos de naturaleza colectiva que han sido incorporados a la Constitución Nacional en 1994, dentro de los que están los derechos ambientales«.
Y recuerda que frente a la intervención de la APRHI, se abrió un expediente que esa oficina nunca respondió y que contaba con la firma de más de 300 vecinas y vecinos, requiriendo la reapertura. «La mayoría de la comunidad está a favor del funcionamiento de las acequias«, esgrime en ese sentido.
Ávila postula que no sólo se defiende a las acequias como patrimonio natural, sino también como patrimonio histórico. Cita que tanto las comunas de Villa La Bolsa y Valle de Anisacate, como la Municipalidad de Anisacate, por cuyas localidades cruza esta obra hídrica, la han declarado de interés cultural. «Para que eso suceda, esos gobiernos locales tuvieron en cuenta los antecedentes, recabando información de historiadores que daban cuenta de que las acequias formaban parte del funcionamiento del patrimonio jesuítico y que son construcciones que se utilizaban para el riego de los campos en los que las estancias tenían sus producciones», apuntó.

Recuperar y mantener
Finalmente, advirtió Ávila que se trata además de una obra que opera sobre un bien escaso, como es el agua, y que «cuando alterás un curso natural, tiene repercusión en todo el ecosistema«. Y citó a vecinas y vecinos que han observado que con el cierre de las acequias, se han secado plantas y han bajado las napas.
Sobre el cierre del año judicial 2021, las autoridades judiciales que estudian este tema se hicieron presentes en la zona para realizar una inspección ocular, junto a ambas partes en conflicto y autoridades de las localidades afectadas.
Ávila afirmó que en esa instancia se pudo tomar nota de lo que se denuncia y se observó que las acequias se encuentran en estado de abandono, con restos de poda y basura. Frente a esto, con contundencia cerró Ávila que «los vecinos demandan recomposición ambiental y recuperar el funcionamiento normal de las acequias, y que la APRHI y las comunas tengan que mantener en forma adecuada de su funcionamiento«.
Fuentes comunales indicaron que hay voluntad de defender las acequias, pero que hasta que no haya una resolución judicial, no se puede intervenir el espacio.
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